MILENIO

SIEMPRE HABÍA PERDIDO

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El repiqueteo mediático radiofónico se inició en la misma noche del comienzo del recuento de las papeletas, el pasado del 20N. Júbilo nada reprimido en el mundo mediático integrista, desfile de 'opinantes' del periodismo radical conservador, tanto hablado como retransmitido por las ondas que conocieron el trasvase desde la antigua prensa franquista a la que llegaba en el duermevela de la Transición bajo el refajo de esa nueva prensa de centro izquierda (moderada) que se fundaba o cambiaba amparada bajo la ancha capa de la aceptación social de las libertades, tras cuatro décadas de asfixia e impunidades. Así buena parte de la noche y madrugada. Siempre había perdido la derecha en Andalucía, excepto los ocho años de Aznar en Moncloa. Curioso. El señor Aznar era y es todo lo contrario que un andaluz de retranca y relativista ante los desastres.

Estamos, según la prensa expectante (por colocarse), ante los tópicos de rigor: «Rajoy, presidente de todos». «Debacle del PSOE», «Rajoy barre al PSOE». «La democracia es un estado de ánimo que necesita renovarse cada cierto tiempo». También, referencias mediáticas a Javier Arenas, quien ha venido ejerciendo de delfín de Rajoy en la legendaria Al andalus en los últimos tiempos. El ilustre es gaditano de la sierra y aspira, legítimamente, a morar cuatro años en el Palacio de los Montpensier. Tal vez se le aparezca de madrugada por uno de los salones de palacio el ilustre y muy amado por el pueblo andaluz, el poeta Gustavo Adolfo Bécquer, pues allí recibió el ilustre clases de navegante marítimo.

Ahora, casi a la revuelta del camino el líder Griñán aguarda al inquieto Arenas Bocanegra. Fecha: primavera del 2012, entre cirios y marchas procesionales. Pero, ¿desea realmente Arenas marcharse a Madrid? El ilustre es marchoso y le encanta el alterne, pero también es agónico con el trabajo y los correveidiles políticos.

¿Y qué decir de la IU del onubense Diego Valderas? Es lo más cercano al milagro de los panes y los peces: han pasado de contar con dos escaños con atesorar once espacios en la Cámara. Tendrán, pues, grupo parlamentario propio y un desahogo económico. No es un milagro, en sentido estricto, pero sí un prodigio que en política se da de tarde en tarde.