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Una experiencia solidaria vista de cerca
Dos trabajadoras de Madre Coraje viajan como voluntarias a conocer los proyectos de la ONG en Perú; Cuentan que las mujeres son «el motor productivo del país» y que todos deberían «aprender de su capacidad de superación»
JEREZ. Actualizado: GuardarNo es lo mismo trabajar en un despacho que a pie de calle. No es lo mismo coordinar proyectos solidarios desde la sede de Madre Coraje en la calle Méndez Núñez que ver los rostros que se benefician de esas ayudas. Es lo que pretendió María Iñígo, que trabaja como técnico de Madre Coraje y decidió viajar como voluntaria a Perú, concretamente a dos de las regiones donde la ONG está colaborando: Apurimac y Huancavelica.
«Tenía muchísimas ganas de ponerles caras a las mujeres, hombres, jóvenes y niños a los que apoyamos desde Madre Coraje por tener una vida más digna. Por mucho que en España vea imágenes y lea informes que nos envían desde Perú, ver con mis propios ojos los rostros de los auténticos protagonistas de todo esto ha sido una experiencia única», asegura María, que ha viajado acompañada por otra trabajadora del Área de Proyectos y un chico de la delegación de Huelva.
Los proyectos en concreto que han visitado son la granja de cuys (conejillos de Indias que se crían en cautividad para el consumo de las propias familias y para comercializar), fábricas artesanales de yogures, una asociación de apicultores y cooperativas de emprendedores. «Lo más impresionante de estos proyectos es que han sido puestos en marcha por personas a los que la falta de recursos les impedía salir adelante, y una vez que han logrado lo básico, han construido un medio de vida en el que ellos son los verdaderos protagonistas y los auténticos héroes de su propio desarrollo», asegura la jerezana.
También tuvieron tiempo para conocer otras instituciones con las que colabora la ONG con el envío constante de contenedores de ayuda humanitaria cargados de alimentos no perecederos, material escolar, jabón... María tiene anécdotas y buenos recuerdos de todos los sitios conocidos en su reciente periplo peruano. «En un colegio que visitamos, una de las alumnas de unos seis años de edad, se me acercó muy sigilosa mirándome fijamente y con una sonrisa, y me dijo: Tú eres gigante, ¿verdad?. Yo y mis casi 1,80 de altura, en un país con una altura media más baja que en España, nos quedamos a cuadros y no pude parar de reírme en todo el día. A partir de ahí, me convertí en 'la mujer gigante», relata. Hasta recibió proposiciones de emparejamiento «para tener muchos hijos», ríe.
El papel de las mujeres en sociedades como la peruana es fundamental. Son ellas las que sacan adelante a las familias. «Son el motor de Perú tanto a nivel laboral como familiar... la fortaleza de estas señoras es admirable», contó María. No era raro, durante su viaje de tres semanas en Perú el pasado octubre, encontrar campesinas caminando por las tortuosas carreteras de la zona recogiendo sus ovejas o cargadas con leña.
Lideresas
De hecho, uno de los proyectos recientes que ha desarrollado Madre Coraje en Perú ha sido el de la formación de lideresas en las diferentes comunidades.
«Realmente pienso que el trabajo de Madre Coraje en Perú es totalmente necesario y la colaboración de particulares, administraciones, empresas. es prioritaria», continúa la voluntaria. Según María Íñigo, «en Perú nos preguntaban por la crisis que se está viviendo en España y viendo lo que veía allí. me daba vergüenza explicarles que nuestra crisis de ahora es incluso mejor que el día a día de ellos. Tendríamos que aprender muchísimo de la capacidad de superación de los países como Perú».
Tanto ha sido el impacto que ha causado en la voluntaria comprobar la labor de la ONG jerezana en Perú que incluso le ha cambiado la perspectiva, en cierta manera. «En Madre Coraje recurrimos al siguiente proverbio en muchas ocasiones: Mucha gente pequeña haciendo cosas pequeñas en lugares pequeños, puede cambiar el mundo». Pues bien, tras mi viaje a Perú, creo que hay que cambiar un poco esta frase: «Muchísima gente grande, como la que he conocido, haciendo cosas pequeñas pero inmensamente importantes, en lugares únicos, como los que he conocí, estoy segurísima que está cambiando el mundo».