Críticas al Ejecutivo de la Banca y el Vaticano
ROMA. Actualizado: GuardarLa foto del Gobierno tecnócrata de Monti era la noche y el día con el de Berlusconi, descrito generalmente por la oposición como «de enanos y bailarinas». Sin embargo ayer surgieron críticas al nuevo equipo que, curiosamente, pusieron de acuerdo a la prensa 'berlusconiana', que va a degüello contra Monti, la de extrema izquierda e incluso a 'Il Fatto', el diario independiente látigo de la política. Describen a este Ejecutivo como un envarado gabinete del mundo de la finanza, de los tecnócratas de Bruselas, del Vaticano y de la Bocconi, la prestigiosa universidad privada de Milán. Una especie de Gobierno de la élite al servicio del capital del que se debe desconfiar.
La Iglesia ha tenido una labor subterránea notable en la caída del 'Cavaliere', pues se puede decir que comenzó cuando los obispos italianos le censuraron abiertamente el 26 de septiembre. A las dos semanas ya había una rebelión interna de exdemocristianos en el partido del magnate, que desembocó en la pérdida de su mayoría, y los principales movimientos católicos se reunieron en Todi, en lo que se interpretó como la génesis de una nueva fuerza política. Allí estaban Corrado Passera, consejero delegado de Intesa-San Paolo y ahora 'superministro' de Desarrollo Económico; Lorenzo Ornaghi, rector de la Universidad Católica de Milán, ahora en Cultura; y Andrea Riccardi, fundador de la comunidad de Sant'Egidio y que es titular de Cooperación Internacional. También son del área católica Balduzzi, de Sanidad; Profumo, de Educación; Severio, de Justicia y Gnudi, de Turismo.
Como el propio Monti, que presentó la última encíclica del Papa sobre economía en San Juan de Letrán como «un documento guía de un Gobierno técnico de la sociedad». Parece dicho aposta. «Un bonito equipo», afirmó satisfecho el secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone. Según un sondeo, el 88% de los católicos apoya el nuevo Gobierno.
En cuanto a las finanzas, las mayores suspicacias las levanta Passera, pues era el jefe del primer banco italiano. Además, tendrá competencias sobre asuntos con los que ha hecho negocios hasta ayer, como transportes o telecomunicaciones, y ya se le acusa de conflicto de intereses.