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Piden casi 500 años de cárcel para los dos presuntos violadores del 'caso Ricardi'
La Fiscalía pide condenas ejemplares de 283 y 191 años de cárcel para los dos protagonistas de una ola de ataques que aterrorizó a la Bahía
Actualizado: GuardarDiez mujeres fueron víctimas de una pareja de depredadores sexuales que actuó en la Bahía de Cádiz de forma impune entre los años 95 y 2000. Y diez mujeres podrán sentir que aunque con muchos años de sufrimiento de por medio al final se puede hacer justicia. La Fiscalía de Cádiz ya ha presentado el escrito de acusación contra los dos individuos que supuestamente protagonizaron esa oleada terrorífica que podría ser castigada, de cumplirse al dedillo la petición del Ministerio Público, con casi cinco siglos de condena. Penas ejemplares para unos hechos execrables que gracias al ADN fueron resueltos policialmente casi una década después.
Esta sucesión de violaciones, cometidas en El Puerto y Puerto Real, despertó del letargo de los casos sin resolver a partir de la investigación a fondo de uno de ellos; la agresión sexual que llevó injustamente a Rafael Ricardi a prisión durante 13 años. Cuando se confirmó que el portuense había sido confundido con uno de los dos sospechosos, las pruebas genéticas hicieron el resto y de golpe se confirmó la presunta autoría de Juan B. G. en seis de las diez violaciones que estaban sin resolver y a su compinche, Fernando P. G., en ocho de ellas. El puzzle se completó al cruzar sus ADN con vestigios recuperados en los escenarios.
El Ministerio Público solicita 191 años de cárcel para el primero y 283 para el segundo por delitos de agresión sexual (como autores directos o cooperadores necesarios), detención ilegal y lesiones. En total: 474 años; una petición histórica que será llevada a juicio en la Audiencia Provincial.
Las pruebas de ADN dieron el empujón definitivo a la investigación pero no han podido atar todos los flecos. Por ejemplo, el número de víctimas. Al menos hay un caso más que no podrá ser enjuiciado y que fue denunciado en septiembre de 1998. Se trata de una extranjera a la que no han podido localizar para tomarle muestras. La Policía tampoco descartó que hubiera alguna víctima más que no quiso dar el paso de denunciar.
También en el escrito de acusación se explica que en seis de los diez ataques no se ha logrado identificar a uno de los dos violadores que actuaron -todas las chicas fueron agredidas por dos hombres- ya que solo se obtuvieron pruebas genéticas de uno de ellos. La conclusión es que queda un tercer sospechoso sin detener, aunque la intuición dice que siempre participó la misma pareja porque el modus operandi es calcado en todas las violaciones.
La primera denuncia habla de unos hechos cometidos en la madrugada del 22 al 23 de junio. Fernando P. G., en compañía de otro hombre, abordaron a una menor de 14 años cuando regresaba a su domicilio en Valle Alto (El Puerto). Tapados con pasamontañas, la obligaron a bajarse de un ciclomotor y la llevaron hasta un lugar apartado, resguardado por los arbustos, donde consumaron la violación. La joven, ya adulta, sufre aún trastornos como el resto de víctimas.
Este relato de hechos se repite una y otra vez, al igual que las zonas donde actuaron en urbanizaciones de El Puerto, como Las Redes y Valle Alto, o Las Canteras, en Puerto Real. Solo hay dos casos donde se introduce un elemento novedoso y es que las mujeres fueron atacadas cuando se encontraban con sus parejas. La primera fue abordada en julio de 1995 en la Calita de El Puerto y la segunda en enero de 1997, en la zona de Urbaluz. En ambos casos los hombres fueron maniatados para que presenciaran cómo violaban a sus novias.
La última vez que consta que Juan B. G. actuó fue el 19 de septiembre de 2000 en la urbanización portuense de El Ancla. Se trata de la última agresión sexual que les han podido imputar a estos delincuentes que se sentarán en el banquillo a principios del año que viene; mientras llega ese momento ambos siguen en prisión. En el caso de Juan B. G. además cumple una condena firme por haber violado a la hija de su exmujer.