Hoteles en Torregorda
Actualizado: GuardarLa propuesta del Ayuntamiento, en plena campaña electoral, de solicitar al Ministerio de Defensa la cesión de los terrenos de Torregorda se enmarca posiblemente dentro de la vorágine de promesas que hacen todos los políticos antes de las elecciones. De llevarse a cabo esta actuación, además de requerir un largo y tedioso procedimiento administrativo, se pondría en peligro un hábitat natural excepcional y uno de los pocos espacios de expansión y desahogo de los gaditanos. Horeca, tan preocupada por proteger el medio ambiente como para oponerse sistemáticamente a la instalación de aerogeneradores en el mar y detener su desarrollo industrial, apoya en cambio esta propuesta y defiende una macrourbanización entre Cortadura y Torregorda, similar a la del Novo Santi Petri. A Horeca ahora no le importa, cuando sus intereses están en juego, estropear un paisaje singular de dunas para rellenarlo de cemento y construir apartamentos y hoteles; paisaje que, al parecer, no merece la misma protección que el del mar.
A pesar de que muchos gaditanos caigan en este canto de sirenas y vean en el posible desarrollo turístico de Cortadura una fuente de ingresos y una forma para disminuir el paro, tanto sacrificio no compensa. Crearíamos una ciudad inhóspita, sin espacios verdes, y poco atractiva para los que buscan y valoran la paz de la naturaleza. Es como volver al pasado, cuando se pretendía construir una nueva ciudad en paralelo a la autovía. Algo que el sentido común frenó. Además, apostar exclusivamente por la hostelería, favorece el trabajo de temporada debido a su carácter estacional
La situación de desempleo es consecuencia de la especulación urbanística de los últimos años. Volver a especular con el escaso patrimonio disponible es destruir lo poco que nos queda. Casi todos los Ayuntamientos, incluido el de Cádiz, apostaron por reducir su suelo industrial y favorecer en él la construcción. Estos errores se están pagando ahora, cuando la burbuja inmobiliaria ha pinchado. Al desaparecer el suelo industrial, en paralelo, desapareció casi todo el tejido industrial y el número de parados se disparó. Se construyó una ciudad llena de casas y poco espacio para localizar empresas, razón por la cual la población disminuye poco a poco. Nos queda ahora una buscada ciudad de servicios, en franca decadencia.