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«No tengo un plato caliente»
Las trabajadoras de Limasa afrontan su tercera jornada de huelga sin solución; Con una letra de la hipoteca y cinco del coche por pagar, Carmen Rodríguez no sabe «cuánto tiempo podré aguantar así»
JEREZ. Actualizado: GuardarDetrás de cada una de las mujeres que se apostan en el Ayuntamiento cada día o que se plantan en medio de la calle para protestar cortando el tráfico hay una historia por contar. La de Carmen Rodríguez, trabajadora eventual de Limasa desde hace años, es una de esas a las que la crisis nos está acostumbrando, por desgracia. Esta joven, casada y con dos hijos de once y nueve años, se brinda a compartirla pero no puede evitar que se le asomen las lágrimas.
«No tengo a quién acudir. Somos cuatro hermanos y todos trabajamos en la misma empresa», asegura. Tiene una letra de la hipoteca por pagar y ya la han llamado para preguntarle qué ocurre con las cinco cuotas pendientes del coche que utiliza para ir a trabajar: «Jamás me he visto en una situación como ésta. Tengo que comprar fiado en la carnicería y esta mañana me han cortado el teléfono. ¿Cómo me puede ocurrir eso? Yo tengo mi sueldo», se lamenta.
El contrato que ahora tiene con la empresa concesionaria de la limpieza de los colegios públicos y las dependencias municipales se acaba el próximo día 31 pero no por eso Carmen se queda en casa o se achanta a la hora de reivindicar sus derechos laborales. Es más, está en la calle cada día, participando en todas las protestas: «Mi hermana es la que se hace cargo de mis hijos, a los que apenas veo en todo el día. Yo no tengo un plato caliente», asegura. «Necesitan estar conmigo pero yo tengo que trabajar y encima no cobro», insiste.
Además de sus apenas 900 euros, el otro ingreso que entra en casa de la familia es la ayuda mensual que recibe su marido, desempleado de la construcción, de 426 euros. «No sé cuánto tiempo podré soportar esta situación y encima nos dicen que este mes es mejor que el próximo», continúa.
«Yo nunca he faltado a mi puesto de trabajo a las seis de la mañana, ¿por qué a mí si me falta mi sueldo?», se pregunta una y otra vez. Tampoco está la situación general para plantearse la opción de buscar otro trabajo: «No hay nada. Y Limasa es una buena empresa, en la que estamos aseguradas todas nuestras horas», añadió.
Consciente de lo grave que es que no se limpien los centros escolares durante días -ya van dos jornadas sin trabajar-, Carmen pide comprensión a los padres ante sus circunstancias y «que no limpien ellos. Si fueran mis hijos, lo que yo haría es no mandarlos al colegio». Afortunadamente, las trabajadoras se apoyan unas a otras en las largas horas de protestas e «intentamos reírnos, aunque la situación no está para eso».
Corte de tráfico
La de ayer fue otra jornada reivindicativa para las trabajadoras de Limasa. Las 120 mujeres encargadas de la limpieza de los colegios públicos volvieron a echarse a la calle bien temprano para reivindicar su derecho a cobrar. Intercalan las concentraciones a la puerta de la empresa -en la plaza Aladro- con las protestas en la calle Consistorio, donde se produjo la conversación con la alcaldesa, María José García-Pelayo, que las decidió a reanudar los paros: «Somos trabajadores que cobramos 800 euros al mes y no podemos juntar un mes con otro», insistió ayer la presidenta del comité de empresa de Limasa, Inmaculada Barea.
Por la mañana cortaron el tráfico durante unos minutos en la calle Sevilla, acto que repitieron al filo de las seis de la tarde tanto en la plaza Aladro como en la Alameda Cristina, de forma simultánea, durante media hora. El colapso circulatorio fue inmediato. «Seguiremos aquí hasta que el dinero esté en nuestras cuentas», recalcó. «Ya hay colegios que han enviado escritos a las familias informándoles de que no hay servicio de limpieza. Nosotras no nos vamos a mover de aquí», dijo, sobre su concentración diaria, durante su horario laboral, a las puertas de la empresa.