Oriente conoce su nuevo hogar
El descendiente del tigre blanco fallecido hace poco podrá ser admirado en breve; Fue enviado a Fuengirola tras el rechazo de la madre y debido a que las instalaciones jerezanas no tenían sitio para más de una pareja
JEREZ. Actualizado: GuardarDesde el pasado martes se encuentra en las instalaciones del Zoobotánico de Jerez el tigre blanco Oriente, hijo de Kiyosu y Khala. Fuentes de las mismas señalan que en la actualidad se encuentra adaptándose a su nuevo hogar y que muy pronto podrá ser admirado por el público.
Oriente nació en el Zoo el 12 de mayo de 1998 y, debido al rechazo de su madre, fue criado a mano por los cuidadores del parque. En 1999, con un año de edad, fue enviado al Zoo de Fuengirola, ya que la instalación de tigres no tenía espacio para albergar a más de una pareja. Desde allí ha vuelto ahora. Y, según cuentan, «el parecido a su padre es asombroso, tanto en la expresión de su cara como en su nobleza».
Desde el martes se encuentra adaptándose a las instalaciones y no saldrá junto a la hembra al recinto exterior hasta que haya concluido el proceso. Hasta entonces, la salida al exterior la realizarán en diferentes horarios y de forma alternativa, hasta que se realice la unión, bajo una estricta vigilancia, y así hasta que su relación se normalice.
Para toda la familia del Zoo, la llegada de Oriente es una alegría, tal como expresaban ayer: «Nunca olvidaremos a Kiyosu, pero ahora todas nuestras atenciones se centrarán en su hijo».
«Si todo sigue como hasta ahora muy pronto todos los visitantes podrán disfrutar de este tigre blanco», resalta la delegada de Medio Ambiente, Felisa Rosado, quien además muestra su satisfacción por su llegada y por el trabajo del equipo técnico del parque, que en todo momento «trabaja para que el Zoo siga siendo un referente en investigación, educación, conservación y también del ocio».
Un padre muy querido
Cabe recordar que su padre, Kiyosu, falleció el pasado 31 de octubre. Se trataba, sin duda, de uno de los animales más emblemáticos de las instalaciones jerezanas. El equipo veterinario de las mismas puso punto y final a su vida tras practicarle una»eutanasia humanitaria».
Este famoso tigre blanco se convirtió, desde prácticamente su llegada, en uno de los animales más populares entre los visitantes del Zoo. Según el informe del equipo veterinario, había empeorado «de forma alarmante» en los días precedentes, «apareciendo nuevas metástasis tumorales» que habían hecho que la herida no se hubiese cerrado. Además hubo infección concomitante, pérdida de peso y debilidad en cuartos traseros, así como falta de apetito, por lo que se consideró que, «dada la imposibilidad de recuperarse del proceso tumoral, comprobando que no gozaba de las mínimas condiciones de bienestar y siguiendo las directrices del código deontológico», se decidió la solución adecuada al caso: proceder a la eutanasia , «evitando un mayor sufrimiento».
Kiyosu llevaba ya varias semanas en el interior de sus instalaciones viviendo sus últimos días con gran tranquilidad con el cuidado de veterinarios y cuidadores. El 12 de septiembre, el felino tuvo que ser intervenido quirúrgicamente, durante más de una hora, para extirparle un tumor de piel por parte del equipo formado por los veterinarios del parque, Luis Flores y Miguel Angel Quevedo, con la ayuda de Juan Cotilla, veterinario colaborador, y cuidadores del parque. Su recuperación fue buena, aunque tardó más tiempo de lo habitual en eliminar completamente la anestesia, debido a la insuficiencia renal que viene padeciendo y de la que viene siendo tratado desde hace tres años.
Nació en mayo de 1993. Llegó desde Japón en 1995, procedente de un zoo que, a su vez, lo recibió de un circo. Era totalmente blanco, casi sin rayas y con ojos azules; un majestuoso tigre que a veces se comportaba como un enorme gato lleno de ternura. Su nombre corresponde a una ciudad japonesa con la que Jerez está hermanada. El alcalde de la misma, de hecho, visitó hace años el Zoobotánico y ese día el tigre fue bautizado con el nombre de Kiyosu.
El blanco de su piel no se debía a albinismo, sino a una mutación. Dejó una amplia descendencia. Es el caso del que ahora ha regresado a Jerez. El resto se reparten por diferentes puntos de la geografía española.