REFLEXIONES

LAS ENTRADAS DE LA DAVIS

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El miércoles se ponen a la venta las entradas para la final de la Copa Davis (un día antes en Sevilla por eso de ser la sede del evento). Se acabaron las reservas para las federaciones territoriales, los cupos a patrocinadores internacionales y la Asociación Argentina de Tenis. Es tiempo de lo que llaman público general, el que se pinta la cara, anima sin parar, aprieta en los fases complicadas de los partidos y alienta cuando el éxito está cerca. Y anda la gente algo revolucionada desde que se enteró del precio que tenían los abonos de la eliminatoria decisiva entre España y Argentina. 180 euros el más barato y 390 el más caro. Pues qué quieren que les diga, y con todos los respetos que infunde la palabra crisis: me parece un precio razonable, incluso puede considerarse barato.

Llámenme loco si quieren, pero un espectáculo deportivo que dura tres días, con cinco partidos que abarcan una media de doce horas en total (lo más lógico es que sean más apoyados en la igualdad de los equipos y la superficie elegida para la cita, la tierra batida), con dos TOP TEN y siete de las mejores 50 raquetas del mundo reunidas en un mismo escenario. si el espectáculo sale a 25 céntimos el minuto debe merecer la pena.

Y para muestra un botón. Una final de Roland Garros puede costarte entre 400 y 1000 euros. El pack de la final masculina, la final de dobles femenino y la final de dobles mixto en los próximos Juegos Olímpicos de Londres costará entre 325 y 625 libras, según la categoría de la entrada y ya si pensamos en acudir a la final de Wimbledon o te cuelas en un palco en el que te dan de comer también por el módico precio de 4.000 libras o te encomiendas a los dioses para que te toquen alguna de las entradas que se sortean de antemano después de rellenar un formulario sin ocasión de elegir ni fecha, ni pista ni partido concreto. Como una cita a ciegas en la que no sabes si será el partido de tu vida o algo para olvidar.