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Pena perpetua para un soldado estadounidense por asesinar a civiles

El sargento Calvin Gibbs podrá pedir la libertad condicional dentro de diez años pese a haber matado por diversión y mutilado a sus víctimas

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Asesinaron a sangre fría y por diversión a tres civiles afganos, se fotografiaron junto a sus cuerpos ensangrentados y les rebanaron los dedos y hasta un diente, «como quien guarda los cuernos de un ciervo cazado». Un tribunal militar estadounidense declaró el jueves culpable de casi todos los cargos al cabecilla del escuadrón, el sargento Calvin Gibbs, y lo condenó a cadena perpetua, pero dentro de apenas diez años podría quedar en libertad condicional.

Gibbs, de 26 años, fue delatado por varios subordinados que narraron con detalle los crímenes y las humillaciones que infligieron entre enero y mayo de 2010 a los civiles cuando patrullaban las afueras de Kandahar (Afganistán). La motivación no pudo ser más prosaica: pasar un buen rato y traer variedad a los paseos. «No fui yo», vino a decir Gibbs al disculparse por las mutilaciones, sino el ambiente marcial, que hace de los hombres «tipos duros» que compiten por la preponderancia de su masculinidad.

Sin embargo, el tribunal que lo ha juzgado en la base de Lewis-McChord, al sur de Seattle, cree que actuó con alevosía. Sus compañeros, algunos de los cuales cumplen sentencia tras reconocer los hechos, lo describen como un hombre adusto de modos violentos y sediento de sangre. Uno de los fiscales reseñó la ironía sin rastro de humor: Gibbs no dejaba de llamar «salvajes» a los afganos y resulta, «señoras y señores, que aquí está el salvaje: el sargento Gibbs es el salvaje».

El militar insistió en su inocencia respecto a los asesinatos y la defensa argumentó que todo se trataba de una pantomima de los demás soldados para librarse del grueso de la culpa y ser sentenciados a penas menores. «Ya no es el mismo que era en Afganistán. No le gustaría que su mujer tenga que educar sola a su hijo», suplicó su abogado. «Es ridículo», concluyó el tribunal, y también lo es que la única muerte que Gibbs ha reconocido fuera en defensa propia.