ALGO HABRÁ QUE HACER
Actualizado: GuardarLa crónica de mis compañeros de Deportes de ayer no deja lugar a dudas. El panorama en el grupo IV de Segunda B (y a buen seguro que también en los otros tres) es agónico. Si el Cádiz que es el 'gallito' de la categoría, el rival a batir, el Barcelona de la categoría, está en una delicadísima situación económica, imagínense como se encuentran los demás. Los casos concretos y más graves parece que son los del Puertollano, Roquetas, Polideportivo Ejido y Sporting Villanueva. Incluso se habla de que las deudas contraídas, sobre todo con los árbitros, podría obligar a la Federación a expulsar a estos cuatro clubes. Ya ha sucedido en Tercera División con el Carboneras que, desde hace algunas jornadas, cuenta sus partidos por derrotas administrativas tras haberse visto obligado a dejar la competición.
El nuevo organigrama del fútbol español ha condenado sin piedad a los más pobres. De confirmarse los malos presagios para estos cuatro conjuntos del grupo del Cádiz, el primer problema sería articular una fórmula de reajuste para que no se produzcan agravios, tarea que se antoja complicada. Aún así, y una vez que se resuelva la situación, la reducción dejaría al grupo más mermado en cantidad, que no en calidad ya que el nivel es más que cortito por lo visto hasta el momento.
Lo triste es que para esos clubes, especialmente para sus profesionales, su única posibilidad de supervivencia es mantenerse en la categoría. Basta comprobar el ejemplo del Sporting Villanueva, cuyos aficionados se ofrecieron a pagar las nóminas de los futbolistas con el dinero de sus propias entradas. Da mucha pena, pero tampoco es de recibo que «preparen» el césped para que sus rivales no puedan jugar. Fue lo que le ocurrió al Betis B el pasado fin de semana que desde el minuto 1 pasó de meter la pierna. Y así le fue.
Nuestro fútbol es el reflejo de la economía nacional. A ver si llega alguien nuevo que gobierne al balompié y le quite a los que más ganan para dárselo a los que menos tienen.