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El esperpento político no afecta a los italianos

El país vive con ansia la penosa indecisión de sus gobernantes, pero en la calle no cunde el pánico y se confía en una solución de última hora

ROMA. Actualizado: Guardar
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El primer diario económico italiano, 'Il Sole 24 Ore', serísimo y sesudo rotativo con siglo y medio de historia, se desmelenó ayer con inédito titular de diario deportivo en letras mayúsculas cubitales: 'FATE PRESTO' (Daos prisa). La prensa italiana es casi unánime en condenar la inutilidad de sus políticos y desde hace meses les insta a tomar medidas enérgicas contra la crisis. 'Il Sole 24 Ore' es de la patronal, que avisa del apocalipsis desde hace tiempo, y se entiende su nerviosismo. Porque, en el fondo, la opinión general es que bastarían unas pocas medidas realmente eficaces y contundentes, reformas serias, para calmar a los mercados.

En la calle fluyen desde hace mucho con naturalidad las palabras de la crisis, con los que ya se han familiarizado los italianos. Por ejemplo, en las conversaciones de la carnicería se pasa como si nada del fútbol al 'spread', la prima de riesgo, que se dice en inglés como muchos otros términos. 'Default', quiebra, sin ir más lejos. En este sentido ha sido un espectáculo increíble, enésima confirmación de que la política italiana vive fuera de la realidad, un reportaje emitido el miércoles en el programa satírico 'Le Iene'. Se colocaron en la puerta del Parlamento a preguntar a varios diputados qué es la prima de riesgo y cuál es la deuda pública italiana, y no tenían la menor idea. Inventaban respuestas peregrinas y uno al que mencionaron Standard & Poors, la agencia de calificación de riesgo, replicó que no hablaba inglés y no iba a contestar.

Sin embargo, en el fondo pocos creen que vaya a llegar la catástrofe. Tal vez por lo abstracto del problema, que por el momento no toca la vida cotidiana, quizá porque Italia ya lleva años en declive o también por un histórico escepticismo vital que hace al italiano poco impresionable.

En general son extremadamente individualistas, pero la experiencia dice que cuando llega la emergencia o el país está al borde del abismo reacciona de forma heroica y está a la altura de las circunstancias. Pasó con la entrada en el euro, que parecía imposible. Se confía siempre en la genialidad del último momento. No ha habido colas de pánico en los bancos, sino todo lo contrario. Un pequeño empresario toscano de 54 años, Giuliano Melani, colocó el viernes un anuncio de una página en el 'Corriere della Sera' diciendo que era un deber patriótico comprar deuda italiana.

Recibió una avalancha de elogios y solidaridad y el lunes se presentó en su banco a comprar 20.000 euros en bonos. Otras medidas extremas son menos populares, como lo que hizo el Gobierno de Giuliano Amato en 1992, en la última gran crisis italiana: con nocturnidad, sacó un seis por mil del dinero de las cuentas de todos los italianos, y asunto arreglado.