
Italia acelera la salida de Berlusconi
Gana peso la opción de un Ejecutivo «de emergencia» liderado por el excomisario Mario Monti
ROMA. Actualizado: GuardarEl caos de la situación política en Italia, que ayer acercó aún más la posibilidad de una catástrofe económica en toda la zona euro, pedía a gritos que alguien pusiera orden. Descartado el primer ministro, Silvio Berlusconi, por incompatibilidad natural con la seriedad, esa persona solo podía ser el presidente de la República, Giorgio Napolitano. Ayer fue el protagonista absoluto. Tras ver cómo el interés de los títulos de deuda italianos rebasaba olímpicamente la barrera de emergencia del 7%, quiso despejar la nube de incertidumbres que dejó el martes en el aire la dimisión con efecto retardado de Berlusconi. Lo consiguió, y redujo al mínimo los tiempos de salida de la crisis.
Si todo va según lo previsto, la renuncia del 'Cavaliere' será efectiva el sábado y el domingo quizá se resuelva ya el dilema entre un nuevo Gobierno o elecciones. Así el país llegará con un escenario fiable y regenerado a la apertura de los mercados del lunes. Es muy urgente porque Italia bordeó ayer el colapso con una prima de riesgo de 575 puntos, que solo la intervención del BCE con compras masivas, como hace desde agosto, logró replegar. Hoy Italia tiene una delicada subasta de bonos anuales por 5.000 millones que se espera con ansiedad.
La culpa es de la confusión que sembró Berlusconi el martes. Dijo que se iba pero no ahora, sino cuando se aprobaran las reformas que exige la UE, para calmar a los mercados. Aunque eso podía ser a finales de mes y cabía la posibilidad de que fuera uno de sus trucos. Ayer estaba claro que los mercados no se habían creído nada y a las cinco de la tarde Napolitano emitió una nota que redujo las ambigüedades. Uno, puntualizó que «no existe ninguna incertidumbre» sobre el hecho de que Berlusconi dimitirá tras aprobarse las reformas, incluidas en los presupuestos. Dos, ese trámite se acelerará al máximo y estará resuelto «en cuestión de días». Según los presidentes de ambas cámaras, que han forzado los calendarios, y gracias al consenso de urgencia de los partidos, el Senado los aprobará mañana y la Cámara de Diputados, el sábado. Tres, Napolitano decidirá luego entre un nuevo Gobierno o elecciones anticipadas «en los tiempos más restringidos». El objetivo sería cerrar la crisis el domingo.
El presidente concluyó con una observación en la que se erigía en garante de la estabilidad y despejaba las últimas dudas. Subrayó que ante una situación grave no dudaría en tomar medidas «de urgencia»: «Son del todo infundados los temores de que pueda determinarse en Italia un prolongado periodo de inactividad gubernamental o parlamentaria, siendo posible en cualquier momento adoptar, si es necesario, procedimientos de urgencia».
Las salidas
¿Cuáles son ahora las salidas? Entre elecciones o un Gobierno de emergencia, ayer ganaba puntos la segunda opción. Crece la sensación de que el país no se puede parar con una campaña electoral que puede ser sangrante y un sistema electoral que no garantiza un Ejecutivo estable. Al margen del partido del ex-magistrado Antonio Di Pietro en la oposición, los únicos a favor de los comicios son Berlusconi -pero no gran parte de su formación, el Pueblo de la Libertad (PDL)- y la Liga Norte, que no obstante ayer comenzó a dar señales de que, en realidad, desea secretamente un Gobierno de transición al que poder oponerse. «Es bonito estar en la oposición», dejó caer su líder, Umberto Bossi. Tras el desgaste del último año tragando con Berlusconi, que les hundió en las municipales, temen un trastazo en las urnas.
El resto de la oposición trabaja en bloque por un Gobierno de emergencia, en el que entrarían encantados como salvadores de la patria. El Partido Demócrata (PD) y la alianza de centro del Tercer Polo, donde están la UDC democristiana de Pierferdinando Casini y el partido de Fini, ambos ex-aliados de 'Il Cavaliere', esperan arrancar el apoyo de un sector del PDL. El candidato más citado para encabezar este Ejecutivo es el economista y excomisario europeo Mario Monti. Y es aquí donde Napolitano jugó su última carta con una jugada maestra que lo lanzó para el puesto. A las siete y media de la tarde lo nombró senador vitalicio, cargo honorario de prestigio. De este modo, apuntaban los analistas, además de reforzar su perfil, lo convertía 'de facto' en un político, y dejaba de ser un técnico.