COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL

UN MUNDO IRREAL

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Que hay otros mundos pero están en este es algo que aprendimos antes de que nos dijeran que la infancia es la verdadera patria del hombre. Es por eso por lo que ante cualquier adversidad ponemos rumbo a casa y nos sentimos tan a gusto jugando al escondite o al pilla-pilla, saltando mecánicamente a una comba que nadie sabe quien mueve. Porque hay un mundo real y otro, cuyas leyes se establecen en el marco de la cruda realidad, esa que no nos gusta y de la que intentamos huir a cualquier precio. Los mensajes que llegan hasta esta isla son tan desalentadores que preferimos que sean otros los que los descifren mientras que nosotros, niños perdidos, seguimos buscando el polvo de hadas que nos lleve hasta la tierra de nuncajamás.

Dicen las estadísticas del mundo real que uno de cada tres de los contratos que se firman en Cádiz son para realizar trabajos de camareros o de personal de limpieza, empleos temporales y de baja cualificación, que no suponen demasiado compromiso ni para el empleado ni para el empleador. Definitivamente, es mejor seguir jugando. Jugando a que somos ricos, a que llenamos las terrazas de los bares, a renovar nuestros vestiditos, a criar a las gallinas de los huevos de oro, a estrenar mañanas de paseo, a comprar hoy lo que no sabemos si podremos pagar mañana.

Sólo nos queda una duda, aunque sea una duda ingenua. Sabemos de qué es uno de cada tres contratos, pero nadie nos ha dicho de qué son los otros dos. Mejor es no saberlo. La ignorancia nos está salvando de muchos naufragios. Sigamos jugando, porque hay otros mundos, sí, pero ninguno tan irreal como éste.