Redistribución «a lo bestia»
Actualizado: GuardarPosiblemente sea innecesario recordar que la esencia del Estado de Bienestar reside en la justa redistribución de la riqueza. Y que lo más genuino de la democracia es la equilibrada redistribución del poder. Ambas afirmaciones hacen referencia al intento de reparar las desigualdades derivadas de una distribución natural, darwiniana, del poder y de las riquezas. En la confusa e inquietante actualidad que estamos viviendo, y con la ocasión y el pretexto de la crisis, parece que el sentido bueno del concepto de redistribución cede protagonismo a una redistribución pésima, nefasta, que se está implantando 'a lo bestia', es decir, dando la espalda a la democracia y concediendo más protagonismo al darwinismo social. En realidad, es un fenómeno recurrente del capitalismo, celoso de preservar su statu quo característico: un mundo polarizado entre dominadores y dominados, entre ricos y pobres., con toda la gama de matices intermedios que queramos considerar en evitación de indeseables maniqueísmos.
Desde hace tiempo ya, las presiones a favor de una redistribución a lo bestia son numerosas e insistentes, pero ahora, con ocasión y pretexto de 'la crisis', es cuando las cartas están poniéndose sobre la mesa: nada de política, nada de democracia. Fuera Estado de Bienestar, fuera justicia. Al carajo todo. China y Rusia como ejemplos de 'redistribución a lo bestia' del poder a nivel planetario. El dueto Merkel-Sarkozy como ejemplos de ninguneo de un Parlamento elegido por la 'ciudadanía europea'. La obsolescencia y la impotencia de las Constituciones nacionales como ejemplo de un paradigma (el constitucionalismo) prácticamente cancelado. El goteo de detracciones a las rentas del trabajo, y su descarado trasvase a los bolsillos de las élites especuladoras. El abandono a su suerte de la ciudadanía por parte de las élites políticas tanto de izquierdas como de derechas o de cualquier otro signo.
A la vista de los acontecimientos es difícil no ver la mano de la bestia: triunfan el autoritarismo y la injusticia. Ambas píldoras se nos quieren dispensar como remedios para volver a tomar la senda del crecimiento. Hasta la izquierda justifica esta peculiar farmacopea en nombre del realismo. Así adquiere legitimidad la redistribución 'a lo bestia', en realidad un "reajuste" entre el poder de decisión del pueblo (a la baja) y el de las élites económicas y políticas (al alza).