Elena Salgado, junto a François Baroin, ministro de Finanzas francés, y su homólogo alemán. :: GEORGES GOBET / AFP
Economia

La UE acorrala a Italia y Grecia para que apliquen políticas de austeridad

El Eurogrupo apremia al ministro de Economía de Berlusconi para que explique el calendario de los ajustes y estime el impacto de las medidas

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
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Tras una nueva semana de infarto en la zona euro, los 17 ministros de Economía del bloque intentaron ayer poner algo de orden en el caos. Los titulares de Finanzas del Eurogrupo empezaron su interminable lista de tareas por lo más esencial. Apoyados en toda su capacidad de presión, los miembros del Eurogrupo trataron de aclarar la situación en Grecia e Italia, donde ya no solo se enfrentan a la inclemencia de los mercados. Ambos países afrontan paralelamente una crisis política que ha congelado sus programas de ajuste y amenaza con envenenar el futuro de la moneda única.

Los representantes del Eurogrupo acorralaron a Grecia e Italia desde antes de que arrancara el encuentro en Bruselas. El Gobierno de Silvio Berlusconi, que volvió a dar síntomas de desmoronamiento, acaparó la mayor parte de la atención. Aunque la crisis de la deuda se gestó en Atenas, el tamaño de la economía italiana -la tercera de la zona euro- es mucho más preocupante porque podría desencadenar un auténtico huracán. Con una deuda de 1,9 billones de euros, el país transalpino no consigue zafarse de la presión de los mercados y su prima de riesgo marca récords cada más difíciles de sostener.

La obsesión de la Eurozona es que Italia reaccione y ponga en marcha cuanto antes los ajustes presentados a sus socios a finales del mes pasado. Berlusconi se comprometió a elevar la edad de jubilación de los 65 a los 67 años en el horizonte de 2026, flexibilizar el mercado laboral e impulsar el crecimiento del sur del país. Las medidas ya tienen el visto bueno europeo, pero falta entrar en la letra pequeña. Ayer, los ministros de Economía exigieron a su homólogo italiano, Giulio Tremonti, un calendario detallado con la aplicación de los ajustes y su impacto estimado.

El comisario de Economía, Olli Rehn, recurrió a la pedagogía futbolística para que en Roma no tuvieran dudas sobre lo que se espera de sus medidas. «Es importante que en términos de consolidación fiscal Italia juegue al 'catenaccio', sin agujeros, asegurando que todos los objetivos se cumplen», remarcó. Antiguo jugador de fútbol que llegó a militar en la máxima categoría finlandesa, Rehn evocó el sistema ultradefensivo italiano como modelo para su economía. En cualquier caso, también recordó que el país tiene «espacio para ser ofensivo» en materia de crecimiento.

Los ministros de Economía escucharon las explicaciones de Tremonti, pero no dejarán de marcar estrechamente a Italia. Esta semana un grupo de inspectores europeos se desplazará al país para analizar la aplicación de las reformas pactadas. El equipo trabajará en paralelo a los expertos que enviará el FMI con un propósito similar. Berlusconi aceptó en la cumbre del G-20 de la semana pasada la presencia de los observadores. Mientras llegan los especialistas, Roma deberá rellenar un cuestionario remitido por la UE para conocer en detalle el estado de los ajustes.

«Buena noticia»

Elena Salgado evitó una crítica frontal a Italia, aunque admitió que sus problemas están afectando a toda la zona euro. Por ello, la ministra de Economía pronosticó que las reformas exigidas al socio transalpino serán «una buena noticia» cuando acaben de ponerse en marcha. «La cuestión en este momento es la desconfianza de los mercados», subrayó. El titular de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, también rechazó pronunciarse con dureza sobre la situación de Roma. «Italia no se puede comparar con Grecia. Ha anunciado un alto rango de medidas que si se ejecutan le servirán para recuperar la confianza de los mercados», indicó.

Los socios del euro no tuvieron tantos miramientos cuando llegó el turno de Grecia. Antes de que arrancara la cumbre, el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, dejó claro que Atenas deberá cumplir «al milímetro» las reformas acordadas. Los miembros de la divisa comunitaria reclamaron a su homólogo heleno que el Gobierno de unidad que se negocia actualmente ponga en marcha los ajustes de inmediato. «En Grecia, los acontecimientos son cataclismos», lamentó Schäuble. Los socios exigieron que los principales partidos respalden las medidas antes de que se celebren las elecciones anticipadas de febrero.

La Eurozona jugará hasta el final la baza de la unidad política en Grecia. Los socios pretenden retener el cheque de 8.000 millones aprobado el mes pasado para asegurarse el apoyo a los ajustes de los grandes partidos. Aunque Atenas advirtió de que se declararía en quiebra en octubre si no recibía el dinero, ayer se constató que sus cuentas pueden aguantar hasta mediados de diciembre.