Grecia entra en otro limbo político mientras negocia un nuevo gobierno
Papandreu ultima su salida, con Venizelos o un técnico como sucesor, pero la oposición rechaza entrar en ese gabinete
ATENAS. Actualizado: GuardarPapandreu saludó al Parlamento griego con una mano en el corazón en la medianoche del viernes tras acabar su discurso, mientras recibía los últimos aplausos antes de la moción de confianza. Tenía toda la pinta de una despedida. Le aplaudían más que nada porque, por primera vez, el primer ministro había dicho que se quitaba de en medio si era necesario y daba paso a un Gobierno de unidad nacional.
Es evidente que todo el país, la oposición y la mitad de su partido piensan que lo es, sobre todo después de la semana de circo que ha organizado con su repentino anuncio de un referéndum sobre el rescate de la UE, que se comió a los cuatro días. Con esta promesa pudo superar sin sustos la moción, por 153 votos contra 145, y el problema dejó de ser él para pasar al nuevo dolor de cabeza de formar un Ejecutivo más fuerte, con la oposición o al menos parte de ella. Papandreu abandonaría y como su sucesor se perfila el vicepresidente del Gobierno y ministro de Economía, Evangelos Venizelos, aunque en un perfil más técnico también se habla del exvicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Lucas Papademos. Sería una buena señal al exterior en este momento para adecentar la credibilidad griega. En esa línea también se baraja el nombre Stavros Dimas, excomisario de la UE. En todo caso la intención es llegar a elecciones anticipadas en cuatro meses, en marzo, una vez ratificados los compromisos con la UE y bien atados los planes de ayuda.
A fraguar esta salida de transición se dedicó ayer sábado, pero sin prisas, al estilo griego, de forma bizantina y confusa, con visceralidad, falsas apariencias y contradicciones que no permiten previsiones. Aunque fuera de Grecia haya prisa y la UE está presionando para llegar con un nuevo Gobierno ya cerrado al lunes, a la apertura de los mercados, no será una cosa rápida. Puede llevar días. Sobre todo porque el principal partido de la oposición, el conservador Nueva Democracia (ND), de Antonis Samaras, repitió que no entrará en ningún gabinete de transición y que exige elecciones anticipadas de aquí a un mes. Solo esperan un Ejecutivo técnico que firme los acuerdos con la UE y convoque los comicios, «la única solución a esta pesadilla».
Dicho así solo parece viable un Gobierno de coalición, sea cual sea, y no de unidad nacional. Pero en Grecia no hay que fiarse de las declaraciones altisonantes, la incoherencia no es un obstáculo. Según fuentes oficiales, bajo cuerda siguen las negociaciones entre el partido socialista (Pasok) de Papandreu y ND, porque su mayor exigencia era la dimisión del primer ministro. También desde el Partido Popular Europeo (PPE), al que pertenece ND, se intenta forzar a Samaras a aceptar un pacto.
Para que no se duerman, la directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, advirtió de que «necesitamos una mayor claridad política para poder proseguir nuestras ayudas y nuestros programas».
El proceso para el cambio de fase en Grecia, tras los dos años de Papandreu, se abrió formalmente cuando el jefe de Gobierno, ya con las maletas hechas, acudió al mediodía a ver al presidente de la República, Carolos Papoulias, para aceptar la formación de un nuevo equipo. Luego el presidente anunció que abrirá una ronda de consultas con todos los partidos para sacar en limpio una coalición lo más amplia posible. Empieza hoy domingo con Antonis Samaras, con quien Papoulias tal vez tratará de mediar para lograr su apoyo a un Gobierno de transición.
Dentro del embrollo en marcha, se debe recordar que se trata de una rareza legislativa en Grecia, pues nunca hasta ahora se ha gestado un Ejecutivo sin que dimitiera el jefe del anterior. «No estoy pegado a la silla y haré todos los esfuerzos necesarios para que el país no vaya a la aventura de las elecciones», insistió Papandreu. También advirtió de que «la ausencia de un consenso amenazaría con preocupar a nuestros socios europeos» sobre la voluntad de Grecia de seguir en el euro. Pese a las buenas intenciones, el empantanamiento es la situación más factible para los próximos días.