Editorial

Vuelco político

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Si en julio pasado el CIS auguraba en su sondeo político una distancia entre PP y PSOE de 7,1 puntos, en la última encuesta, conocida ayer, la diferencia se ha convertido en 16,7 puntos, lo que, traducido en escaños del Congreso, supondría 195 para el PP y 121 para el PSOE. La magnitud del vuelco político que pronostica el CIS sugiere que, más que un dilema ideológico, la ciudadanía, representada en la encuesta por una muestra muy significativa de 18.000 personas, ha entendido que lo que está en juego el 20-N es la supervivencia del país próspero y habitable en que vivíamos hasta la llegada de la recesión. La rotundidad del cambio indica una voluntad explícita de que la política asuma su responsabilidad y actúe como motor de una resurrección inaplazable que ponga fin a la insoportable postración de cinco millones de ciudadanos que no logran trabajo y que ya ven amenazada su supervivencia material. Según todos los indicios, Rajoy dispondrá de los resortes para encabezar esta recuperación, a la que todos deberíamos sumarnos, por patriotismo o, como mínimo, por puro instinto de conservación.