Comienza el baile electoral
Actualizado: GuardarAyer comenzó la campaña electoral ante la indiferencia de ciudadanos y electores. Una campaña con tan pequeño margen de incertidumbre que acrecienta el desapego hacia la política. Las encuestas muestran una tendencia clara que difícilmente va a cambiar la campaña electoral, por más que Rubalcaba haga el milagro de los panes y los peces y Rajoy ponga en riesgo su ventaja mostrando lo que de verdad hará cuando llegue a la Moncloa.
Las campañas solo modifican porcentajes que están muy alejados de los 15 puntos que hoy por hoy separan al PP del PSOE. Caben fenómenos de simpatía hacia el perdedor (Efecto Lucas) o de montarse al carro del vencedor (Efecto Mateo). Hay también una gran incógnita llena de esperanza como es EQUO (que previsiblemente recogerá buena parte del voto de muchos indignados) y una IU lampando por los rebotados del PSOE, en busca de grupo propio. Lo decisivo será por cuánto gana el partido: una mayoría absoluta del PP y un grupo parlamentario del PSOE por debajo de los 120 escaños, serían preocupantes.
Algunas de las razones por las que perderá el PSOE las sabemos: 1º le tocó gobernar la crisis mundial y no la vio venir a tiempo; 2º la gestionó mal y ahora tiene a la espalda 5 millones de parados; 3º tomó medidas que contradicen el programa y la política socialdemócrata y no ha sabido explicar la necesidad de los recortes; 4º ni pinchó la burbuja inmobiliaria de Aznar, ni cambió el modelo productivo cuando pudo y 5º la izquierda se presenta desunida, desmotivada y crítica frente a una derecha monolítica y entusiasta.
Las razones por las que va a ganar el PP son menos claras, aunque igual de contundentes: 1º porque las elecciones no se ganan, las pierde quien gobierna; 2º la gente necesita un cambio (sea del tipo que sea) y el PP viene con el viento de cola; 3º no ha explicado lo que hará y a pesar de que ha hecho todo lo posible para que las cosas fueran mal en beneficio propio, mucha gente cree que posee una varita mágica anticrisis; 4º no paga peaje electoral por los casos de corrupción institucional y 5º cuenta con una hinchada abrumadora en los medios de comunicación y en algunas instituciones económicas, religiosas y patronales.
Lo que Rubalcaba puede gestionar, a pesar de su reconocida capacidad, es poco. Demasiado tarde para ganar espacios de encuentro con los indignados y cabreados, escaso margen para sorprender con propuestas que ilusionen y sean creíbles, difícil que funcione el voto del miedo a la derecha y falta de recursos para recordar a los ciudadanos los avances conseguidos y el riesgo de perder derechos sociales y políticos.
Así que, si la sociología sirve para algo, sabemos que ganará el PP o mejor dicho, perderá el PSOE. Lo cual, bien mirado, no tiene porqué ser malo: que las recetas neoliberales las apliquen quienes creen en ellas. Ya veremos dentro de cuatro años. Y mientras, a estar al loro con lo que pasa en la calle.