Activo Draghi

La decisión unánime del comité de dirección del Banco Central Europeo (BCE) de bajar los tipos de interés al 1,25% el día que Mario Draghi se estrenaba en su presidencia sitúa a la institución más preocupada por la estabilidad financiera y la crisis de confianza desatada nuevamente por Grecia que por el afán más ortodoxo de contener la inflación europea que continúa en el 3%. Probablemente no se trate solo de un cambio de talante o de prioridades, acuciado también el Banco Central Europeo por la zozobra general, sino que apunte hacia la necesaria ampliación de las funciones encomendadas al mismo o asumidas en la etapa de Trichet para asegurar el futuro del euro. A la espera de evaluar los efectos de la bajada del precio del dinero sobre la economía -que en lo inmediato pueden verse descontados por las turbulencias recientes- el hecho de que el BCE de Draghi se disponga a seguir comprando deuda de aquellos países que encuentren más dificultades para colocarla en el mercado envía el mensaje de que la Eurozona cuenta todavía con resortes para afrontar situaciones críticas.