OFERTAS DE NOVIEMBRE
Actualizado: GuardarSi se pudieran aunar todas las soluciones que se están proponiendo, incluidos los propósitos de enmienda, estaríamos salvados del desastre. Por desgracia son tan dispares que no pueden caminar juntas. Los que apuestan por bajar impuestos al capital y, al mismo tiempo, bajar los salarios encontrarán muchos adictos entre los capitalistas, pero bastantes menos entre los asalariados.
Nunca llueven las ofertas a gusto de todos. Tampoco escampa y estamos calados hasta los huesos.
Los llamados 'populares' tendrán que tomar medidas impopulares y los que sólo tienen del socialismo la rentable etiqueta se verán obligados al cultivo de la demagogia. En lo que parece que confluyen todos los presuntos ideólogos es en negarse a negociar con terroristas, pero los blindajes a la 'doctrina Parot' tienen muchos huecos. La austeridad debiera empezar por quienes tienen el gusto de no conocerla, no por los que la han tratado desde siempre y jamás han hecho con ella buenas migas. Veinte días de dimes y diretes, palabra que no anda suelta en el diccionario, pueden aburrir a las ovejas churras y a las merinas. Sobre todo, cuando ya están trasquiladas.
Personalmente, no tengo nada que oponer a que se graven los impuestos a los poseedores de grandes fortunas, pero quizá me influya la circunstancia de no figurar entre ellos. Por mí, que les vayan dando, que bastante nos han quitado a todos. El general Perón, al que yo tenía una remota y férvida simpatía desde que nos proporcionó trigo cuando no comíamos pan, me dijo una vez que el sitio más sensible del organismo humano es el bolsillo. ¿Se vota también con él? Hay que tener en cuenta que el deseo patético de no perder lo poco que se tienen puede superar a la ambición de tener más. Según quienes los cuentan, la distancia entre ricos y pobres se ha agrandado en España. Una mala cosa, sin duda, pero no es superior el afán de los avariciosos al de quienes quieren, aunque no vayan a Lourdes, quedarse como están.