Bree Boyce, a lo largo del proceso que le llevó a convertirse en Miss Carolina.
transformación radical

Una miss que pesaba 106 kilos

Bree Boyce, la mujer más guapa de Carolina del Sur tras adelgazar en cinco años la mitad de su peso, aspira ahora al título nacional

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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Entre los malos ratos vividos a causa de su obesidad, Bree Boyce recuerda cómo odiaba su clase de gimnasia en la escuela cuando tenía 14 años. Los estudiantes tenían que correr una milla -poco más de un kilómetro y medio- en menos de 11 minutos, y los que no podían terminar en ese tiempo estaban obligados a dar vueltas alrededor de la pista durante el resto del recreo. Sus 106 kilos eran demasiados para superar esas sencilla prueba y la chica nunca logró bajar la marca. «Algunas veces me esforcé hasta lo imposible porque estaba muy avergonzada y temerosa de lo que otros niños pudieran decir. Después de muchos intentos fallidos, perdí la esperanza».

La historia de Bree, que el próximo enero competirá por el título de Miss America tras una impresionante transformación física, no cesa de despertar admiración en un país donde los problemas de sobrepeso y las enfermedades derivadas del exceso de grasa tienen el rango de epidemia. Tras visitar al médico por un dolor en una rodilla, la chica puso en práctica lo que a la mayoría tanto le cuesta: desterrar de un plumazo sus malos hábitos alimenticios, iniciar un programa de ejercicios y no ceder hasta lograr gustarse ante el espejo.

Gracias a esa determinación, perdió la mitad de su peso en cinco años. Como regalo, empezó a participar en certámenes de belleza. A los 17, aún con unos kilos de más, ganó su primer concurso. Atrás habían quedado definitivamente las camisetas holgadas y los vaqueros de la talla 48 que tantas burlas habían generado entre sus compañeros. «Creía que ése era el cuerpo en que iba a vivir y que no había nada que pudiera hacer para cambiarlo», dijo el pasado verano cuando se alzó con la corona de Miss Carolina del Sur.

Poco remilgada a la hora de hablar de su pasado, Boyce ha demostrado que sus metas van más allá del culto al cuerpo y expone, allí donde se lo piden, las virtudes de la vida sana como vía de perfeccionamiento personal. «Muchas niñas admiran a las reinas de belleza porque quieren ser como ellas. Pero todos somos únicos y ninguna persona va a parecerse a otra. Alguien puede ser de una saludable talla 29 o de una no saludable talla 24», señala en relación a la perniciosa obsesión que lleva a muchas mujeres a la anorexia.

Desde que era pequeña, todo en ella parecía girar al revés. Sus hermanos mayores eran delgados, pero el metabolismo de ella funcionaba diferente. Pese a alimentarse de igual manera, era la única con sobrepeso. Mientras crecía, también debió lidiar con las sensaciones de ver a su hermana ganar todos los concursos de belleza, algo que sentía como una aspiración imposible.

Su caso es un ejemplo a seguir en Carolina del Sur, donde el 31% de la población es obesa. Lejos de ser una preocupación general, ese porcentaje va en aumento. «Yo estaba muy descontenta con el modo en que lucía, pero seguía comiendo de manera no saludable», recuerda. «Llegaba a casa de la escuela, me sentaba en el sofá durante horas y tomaba aperitivos durante todo el día. A veces iba en coche a un restaurante de comida rápida y engullía todo lo que me apetecía. Una hora más tarde regresaba al mismo sitio y volvía a comer otra vez».