Editorial

Inquietudes libias

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El Consejo Nacional de Transición y su Gobierno, aceptados hace ya meses como la legítima autoridad en Libia, pide a la OTAN que siga en acción hasta fin de año. La Alianza Atlántica sopesaba dar por terminada la operación, que ha sido un éxito, y el pedido libio traduce cierta inquietud por la seguridad a corto plazo, preocupación que comparte buena parte de la opinión internacional. Hace tiempo que se aprecia falta de autoridad y cohesión en las filas de la rebelión vencedora, una impresión reforzada por el mal efecto causado por la desdichada manera en que Muamar Gadafi fue ejecutado y enterrado. Los decisivos socios democráticos que hicieron posible su victoria pueden pedir a los libios liberados más decoro y más disciplina. El primer ministro Yibril ha presentado su dimisión, prevista hace tiempo, y el presidente del Consejo, Mustafá Abdul Jalil, tiene dificultades para imponer su autoridad sobre todo a ciertas unidades militares de tonalidad islamista. Es urgente disipar malentendidos y dar una imagen de unidad y coherencia en estos días de júbilo por su triunfo y expectación por su futuro.