![](/cadiz/prensa/noticias/201110/27/fotos/7837857.jpg)
Berlusconi desoye el ultimátum de Bruselas para salvar su cabeza
La prensa apunta a un pacto entre 'Il Cavaliere' y su socio Bossi para controlar el derrumbe del Gobierno e ir a las urnas en primavera
ROMA. Actualizado: GuardarA Silvio Berlusconi le trajo ayer de cabeza hasta el último minuto la carta que debía haber mandado ya el martes a la UE con la lista exacta de reformas económicas que piensa hacer y un calendario preciso de aplicación. Era el ultimátum dado el domingo por Bruselas para la cumbre de ayer de los Veintisiete, pero el primer ministro italiano se vio incapaz de responder a las expectativas, por la oposición de la Liga Norte a tocar las pensiones y ante la evidencia de que cuenta con un Gobierno extremadamente frágil. Sudó sangre para improvisar con frases milimetradas un documento de buenas intenciones. El objetivo era más que nada salir del paso y ganar tiempo para negociar con Umberto Bossi, líder de la Liga, aunque más tarde o más temprano el juego de pasarse la cerilla ardiendo tendrá que terminarse.
El suspense era máximo y la pregunta que circulaba ayer, sin muchos rodeos, era simplemente si en Europa se lo tragarían. La carta, al final, resultó ser una larga lista de promesas grandilocuentes y loables propósitos, similar a la de cualquier proclama electoral de Berlusconi de los últimos diez años que aún espera cumplimiento. Y que daba largos plazos de aplicación durante el próximo año, cuando no se sabe si el Gobierno llegará a Navidades, con una exigua mayoría parlamentaria que ayer mismo volvió a perder dos votaciones. La prensa explica lo ocurrido como un pacto entre Berlusconi y Bossi para salvar la cara ahora e ir a las urnas en primavera con un derrumbe controlado.
A última hora de ayer se aguardaba la reacción de los socios comunitarios, pues un nuevo rapapolvo habría sido la puntilla a un Gobierno que tras este trance ha quedado como un campo de patatas recién bombardeado. Sin embargo, 'Il Cavaliere' esperaba salvar la papeleta, porque la UE tampoco se puede permitir una bronca que alarme a los mercados, y mañana hay una importante subasta de bonos italianos.
El contenido de la carta, de quince páginas, estuvo rodeado de misterio hasta las siete de la tarde de ayer, lo que no hacía presagiar nada bueno. Ya se sabía que incluía elevar a 67 años la edad de jubilación, una de las reclamaciones de la UE, pero a partir del 2026. Además las llamadas pensiones de ancianidad, que se obtienen tras 35 o 40 años de cotización, no se tocan y era otra de las exigencias de Bruselas. Pero ahí estaba el veto intransigente de la Liga Norte.
«No corre prisa»
Otro farol es un ambicioso plan de desarrollo, anunciado hace más de un mes y prometido para mediados de octubre. Berlusconi incluso llegó a decir que «no corre prisa». En la carta se vuelve a aplazar hasta el 15 de noviembre y consta de nueve puntos con largos plazos. Por último, se dejan para los próximos ocho meses otras grandes reformas para crear «condiciones estructurales para el crecimiento».
El texto mencionaba las eternas medidas pendientes y anunciadas decenas de veces sobre liberalización, privatizaciones, infraestructuras, reforma de sectores profesionales, reducción de burocracia para las empresas... Muchas de ellas ya fueron exigidas por el Banco Central Europeo en su carta de agosto al Gobierno. Algunas son controvertidas, como el despido prácticamente libre en momentos de crisis, y pueden causar una rebelión social.