La fe mueve al Levante

El sorprendente Levante sigue en una nube gracias a su fe, y también a la suerte. Su séptima victoria consecutiva llegó en el último minuto, cuando estuvo al borde de la derrota, gracias a un lejano libre directo de Rubén Suárez, que acababa de saltar al campo. En el tiempo añadido se encontró el líder con una victoria inesperada en una acción a balón parado que arruinó todo el trabajo de la Real Sociedad. Estaba pidiendo la hora el Levante, agobiado por el empuje del conjunto guipuzcoano, y apareció esa milagrosa falta que permite al equipo valenciano continuar en lo más alto de la tabla.

El Levante está en un momento tan dulce que la suerte le acompañó no solo en su último gol, sino con dos balones de la Real al travesaño, y también en un empate que resultó decisivo para la resolución del encuentro. Ese gol de rebote le dio alas para dar la vuelta al marcador y sepultar a la Real, espléndida en el cuarto de hora inicial. Los visitantes recibieron excesivo castigo para los méritos que hicieron. La Real hizo sufrir mucho al equipo de Juan Ignacio Martínez, e incluso acarició el triunfo poco antes del disparo letal de Iñigo Martínez. Tras ser superado en el primer tiempo, el Levante sacó el orgullo y pudo exhibir, entre otras virtudes, el contragolpe, beneficiado porque los visitantes se echaron durante unos minutos atrás y, sobre todo, por un centro de Nano que pegó en un defensa y pilló adelantado a Bravo.

Tuvo que padecer el Levante a causa de un tempranero error de Munúa, porque el fulgurante arranque de la Real arrastró al líder al nerviosismo. Montanier sorprendió al prescindir en el once de Xabi Prieto y Agirretxe y la movilidad de Carlos Vela fue una pesadilla para Ballesteros y Nano, dos de los pilares de este Levante, que no brilló en ataque ni mantuvo el orden defensivo, pero se agarró a la madera y a su mentalidad ganadora y volvió a salir victorioso. Casualidad o no, el Levante se mantiene invencible.