Buenos Aires, asfixiada por atascos
Los vecinos se quejan del ruido que provocan los coches a primera hora de la mañana y de la polución que se concentra en la vía Las obras en la Alameda crean retenciones de tráfico a lo largo de la calle
Actualizado: GuardarEntre desesperados anda el juego. El enfado de un conductor cualquiera que se las prometía tan felices para rodear el perímetro de Cádiz y las obras le abocan a soportar una caravana de coches en la calle Buenos Aires. Se pega lo más posible al coche que le precede en un atasco que llega hasta Veedor. No avanza, se cabrea y toca el claxon. Desde la acera, la desesperación también se apodera de más de un vecino. Desvelado por los ruidos de los primeros atascos de la mañana, sale a la calle y se encuentra con ambiente cargado de polución de los tubos de escape. Tampoco puede cruzar, porque el atasco no le deja espacio, y también se cabrea. Esa es la escena que se vive en la calle Buenos Aires a las horas punta.
El causante de la situación es un fin lógico y comprensible y que a la vez irrita a más de uno: las obras de la Alameda. En estos momentos, la adaptación de la calzada a la combinación de adoquines y carriles de asfalto se extiende de Bendición de Dios a Buenos Aires (desde principios de semana y después de ejecutar una primera fase). Eso ha llevado a establecer un único sentido en la Alameda para suprimir el carril en dirección a La Caleta. El resultado es que el tráfico queda desviado por la vía que conecta la Alameda con San Antonio, para a través de Veedor, llegar al Parque Genovés.
Y de todo este reajuste están informados los comerciantes y los vecinos. Pero una cosa es imaginarlo y otra vivirlo. A María Martínez solo se le ocurre un adjetivo para definir en qué estado se encuentra su calle a primera hora de la mañana, «horrorosa». «Mi marido tarda cerca de una hora en encontrar aparcamiento», reconoce Martínez. Los propios agentes de la Policía Local de barrio reconocen los atascos en las horas puntas del día (a las 9 de la mañana y a partir de las 14 horas). De hecho son los policías de San Carlos y el Mentidero los que se encargan de regular el tráfico en la rotonda de Buenos Aires y en la calle Veedor (hasta donde suelen llegar las retenciones).
Unos atascos que a Silvia Manzano le están haciendo «ahorrarse mucho dinero en despertador», como ella misma bromea. Ella vive y trabaja en la misma calle y se lo toma con resignación. La misma que muestra su compañera en la peluquería, Inmaculada González: «Quiero dejar claro de que no estoy en contra de que se hagan obras para mejorar, pero ya que se hacen, que sea bien». González lo dice por la necesidad «de instalar un paso de peatones provisional en la calle». «Los coches llegan a la calle muy rápido y luego se pegan mucho al de delante. Ayer vi como una vecina tuvo que estar cinco minutos solo para poder cruzar la calle».
Si a eso se le suma la «actitud incívica de los conductores», la situación se complica. Manuel Pérez, del bar Las Palomas así lo reconoce entre risas: «Hacen mucho ruido. Los conductores son muy impacientes. El otro día salí para decirle a uno que dejara de pitar y que se relajara que le quedaba para rato».
En otro establecimiento, el bar La Prensa, tampoco se libran de los atascos y eso que están en la esquina de Buenos Aires con san Antonio. Su propietario, José María Peinado reconoce que la «complicada» situación está mermando la clientela de su bar: «El problema se hace peor cuando el aparcamiento de San Antonio se satura. El olor a polución es insoportable y se cuela en el bar. Así no se puede, me espanta a la clientela». Y es que si ya de normal es difícil que llueva a gusto de todos, con una obra de por medio la lluvia se hace más insoportable que nunca.