España en red
Nuestra obligación es ser ambiciosos y eso significa que los españoles y nuestra economía tengamos las mayores y mejores conexiones de transporte para movernos y para transportar nuestros productos
MINISTRO DE FOMENTO Actualizado: GuardarEl pasado miércoles la Comisión Europea tomó una decisión trascendental para el futuro de las infraestructuras españolas: incluir en la Red Básica Transeuropea de Transportes a cinco corredores que discurren por nuestro país. Y lo hizo haciendo suya la propuesta presentada por el Gobierno de España de una red mallada, eficiente y sostenible, que tenga en cuenta a todos.
Se trata de una gran oportunidad para nuestro país, que va a poder disponer de una importante financiación de la Unión Europea para ampliar y mejorar su actual red de infraestructuras de transporte y, lo que es más importante, para favorecer el desarrollo económico y la competitividad de nuestras empresas, que verán facilitada la salida al exterior de sus productos.
Sin embargo, primero es preciso hacer un poco de historia. En la anterior revisión de las redes básicas europeas, en 2003, el entonces Gobierno de España planteó una visión radial y de cortas miras de las comunicaciones en nuestro país. Radial, porque todos los corredores pasaban, comenzaban o tenían como destino Madrid. Y de escasa ambición, porque mantenía sin conexión o con débiles uniones amplias zonas de España.
Creo que ese planteamiento no solo fue un error, sino, además, antiguo y muy alejado de lo que precisaba nuestra economía y de lo que desarrollaban otros países.
En un mercado global, en una economía que depende en gran parte de los intercambios con los socios de la Unión Europea, necesitamos abrir el mayor número de caminos y conexiones entre nosotros y con los países vecinos, en lugar de proponer que un solo punto central canalice la mayoría de los tráficos.
Y, por otra parte, este planteamiento de 'hipercentrismo' no tiene ninguna lógica económica o social. No es lógico (ni eficiente, ni rentable, ni barato) que, por ejemplo, para ir de Vallecas a Alcalá de Henares, haya que pasar por la Puerta del Sol (o que para ir de Terrassa a Martorell sea preciso atravesar Sants, en Barcelona). Tampoco es lógico que para transportar de Asturias a Barcelona, la mejor comunicación sea a través del centro de España. Queremos que Madrid tenga unas comunicaciones óptimas, pero también que disfruten del mismo nivel de infraestructuras otras zonas con gran desarrollo o con gran potencial. Es decir, que haya varios nodos centrales que ofrezcan rutas alternativas a las empresas que quieren transportar sus productos, en lugar de sólo un punto central y varias periferias.
Por todo ello y por primera vez, hemos planteado, y conseguido, una red que comunica todos los núcleos de transporte importantes de España a través de aeropuertos, puertos, ferrocarril y también por carretera. Y estos, con Francia y Portugal, el norte de África y las rutas navieras mundiales.
Esta visión así enunciada parece obvia y necesaria, pero como he explicado ya, es un cambio radical frente a la realidad con la que contamos y a las propuestas que hasta ahora se habían realizado. El Gobierno cree que este nuevo planteamiento favorece el desarrollo de nuestra economía y no cercena las posibilidades de crecimiento del propio centro peninsular ni, por supuesto, de otras zonas.
Lo que hemos planteado a la Comisión Europea, y ésta ha asumido, es un mapa de cinco corredores de transporte que conecta los grandes núcleos de población e industriales entre sí, y ofrece varias conexiones con Portugal y con Francia (además del norte de África, los países mediterráneos y el resto del mundo a través de rutas marítimas). Para ofrecer todas las posibilidades a los ciudadanos y las empresas de Madrid, sí, y Barcelona, pero también de todo el corredor mediterráneo, o de Aragón, Galicia, Asturias, Andalucía, Extremadura, etc.
En definitiva, se trata de que estén conectadas por ferrocarril con salida internacional la mayoría de los ciudadanos y que, mediante las conexiones con los puertos y aeropuertos, los productos que llegan o salen de España tengan buenos canales de distribución al resto del país y al exterior.
Creo, por tanto, que esta propuesta nos beneficia a todos porque ofrece a todos, insisto, más posibilidades de transporte y conexión. Podríamos haber seguido la misma línea de mapa radial con un solo centro en Madrid, o haber elegido reforzar otra zona más, convirtiéndola en otro canal prioritario. Pero eso solo hubiera supuesto recortar las posibilidades de crecimiento de esa zona y del resto del país.
Admito que puede parecer que no tiene mucho mérito, porque otros países lo han planteado también así. Pero lo cierto es que no se había hecho hasta ahora y supone un cambio radical sobre lo que otros gobiernos propusieron.
Tras esta decisión de la Comisión Europea, serán los sucesivos gobiernos quienes decidirán, planearán y licitarán las obras necesarias al ritmo que consideren oportuno. Pero ahora, no podemos, no debemos renunciar a nada. Nuestra obligación es ser ambiciosos y eso significa que los españoles y nuestra economía tengamos las mayores y mejores conexiones de transporte para movernos y para mover nuestros productos.
Lo que planteamos es un compromiso de Estado, con plazos concretos, con presupuestos verificables, con voluntad de cumplimiento, pero es sobre todo un compromiso con el bienestar y el progreso de todos, de ciudadanos y empresas. Vivan donde vivan, en el centro de España o en cualquier otra zona. Solo así, sumando y no enfrentando, ganaremos todos.