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Italia y el BCE alargan el suspense en el gran plan anticrisis de la zona euro
La cancelación de la cita previa de los ministros de Economía añade tensión a la cumbre, aunque los puntos clave están acordados
BRUSELAS. Actualizado: GuardarEl primer ministro británico, David Cameron, decía hace un par de semanas que la zona euro necesita un «gran bazuca» para reconducir su crisis. Esta tarde, los 17 miembros de la moneda única intentarán estar a la altura de las expectativas y aprobar su plan definitivo para contener el contagio griego. Las conversaciones están muy avanzadas, pero los socios mantendrán el suspense hasta el último minuto. La mayor incógnita que queda por resolver es Italia, que debe presentar un programa detallado de reformas para demostrar su compromiso con la estabilización de sus cuentas.
El Gobierno de Silvio Berlusconi acaparó todas las miradas de sus socios en la cumbre del pasado domingo. Aunque la cita estaba más enfocada a pactar el plan anticrisis, el Ejecutivo italiano se llevó buena parte del protagonismo. En un claro gesto destinado a remarcar que Alemania y Francia no firman cheques en blanco, Angela Merkel y Nicolas Sarkozy reclamaron a su homólogo transalpino medidas concretas. El ya presidente de la Eurozona y de la UE, Herman Van Rompuy, completó las exigencias al señalar la reunión de esta tarde como fecha tope para presentar los ajustes.
Berlusconi anticipó el mismo domingo que se ponía manos a la obra, pero la situación se le complicó tanto que no se descartaba la caída del Gobierno. Sus socios en el Ejecutivo rechazan, ante todo, la exigencia de elevar de 65 a 67 años la edad de jubilación. Anoche, se anunció un pacto en la coalición, pero habrá que esperar hasta hoy. La Eurozona también le reclamó medidas para favorecer la competitividad y la llegada de inversión extranjera. La Comisión subrayó ayer que nadie intenta «humillar» a Italia, pero que los países deben «acostumbrarse» a la vigilancia del resto de socios en el marco de la unión monetaria.
La situación de Italia no es el único aspecto que preocupa de cara a la cumbre. Los mercados no acaban de fiarse de que los presidentes puedan llegar a un verdadero acuerdo esta tarde. Prueba de ello fue la noticia de la cancelación de la cumbre de ministros de Economía previa a la cumbre. La suspensión, que según fuentes comunitarias se debió a cuestiones de procedimiento, sembró el pánico en las bolsas, que durante varios minutos cayeron en picado por el temor a un nuevo fiasco europeo. Al parecer, la cita de los titulares de Finanzas se aplazó porque no pueden avanzar hasta que los mandatarios tomen la decisión final.
Borrador polémico
Los parqués europeos también reflejaron la inquietud provocada por un borrador de la cumbre. En estas conclusiones provisionales se apuntaba claramente que el BCE seguirá adelante con la compra de bonos de Italia y España para evitar que su prima de riesgo se dispare de nuevo. Merkel, defensora a ultranza de la independencia del emisor del euro, proclamó de inmediato que ese punto no había sido acordado con Alemania.
La discrepancia se arreglará previsiblemente insistiendo en que el BCE -como hace actualmente- decidirá sin injerencias de los países si continúa adquiriendo deuda. Según los últimos cálculos, el organismo ha invertido 170.000 millones de euros en la compra de bonos de los socios acosados por los mercados desde que estalló la crisis. En principio, la disputa no debería quedarse más que en susto porque Alemania y Francia ya pactaron tras un largo pulso que el emisor no tendría un papel estelar en el plan anticrisis.
Una señal de cómo podría acabar finalmente la cumbre será la intervención de Merkel ante el Bundestag. Antes de viajar a Bruselas, la canciller presentará a los parlamentarios las líneas maestras del paquete de medidas. La líder de la CDU tiene que cumplir con este trámite por orden del Tribunal Constitucional germano. En la UE no puede darse nada por hecho hasta que los socios estampan su firma, pero las grandes medidas ya están consensuadas. «Es el momento de acabar con las incertidumbres», confirmó el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso.
Países emergentes
El plan definitivo para estabilizar a la zona euro se compone de tres grandes pilares. Todos ellos están interconectados, pero el principal es el refuerzo del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF, en inglés). Según anticipó el lunes Merkel, el mecanismo disparará su dotación de los 440.000 millones a más de un billón de euros para proteger del contagio griego a España e Italia. Todavía no está claro cómo se llevará a cabo el ensanchamiento, pero el punto más novedoso es que podría abrirse la puerta a la implicación del FMI, China, Brasil e incluso grandes inversores privados.
La segunda pata del pacto consiste en aligerar la pesada deuda de Grecia, que asciende a 350.000 millones. Para ello, los socios del euro negocian con el sector financiero una quita del 60% en los bonos helenos. Los últimos detalles que han trascendido indican que la banca habría aceptado asumir unas pérdidas del 40%, lo que hace probable que la cifra de consenso sea el 50%.
El plan europeo se completa con una recapitalización de la banca para que se recupere la confianza en el sector. Este es el aspecto más cerrado de los tres y obligará a las grandes entidades a reforzarse con más de 100.000 millones. En España, la medida podría afectar a BBVA, Santander, Caixabank, Bankia y el Popular. Una vez completado todo el paquete, habrá que esperar al veredicto de los mercados. Ayer, el gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyng King, decía que las medidas pueden ofrecer «un año, posiblemente dos» de tranquilidad a la zona euro.