'Mou' se borra para evitar más polémicas con el Villarreal

José Mourinho no desea más polémicas con el Villarreal y por ello no compareció ayer ante la prensa, la víspera de que el Real Madrid reciba al equipo de Juan Carlos Garrido, cuatro días después de la primera parte más deslumbrante desde que el portugués entrena al equipo. Mourinho, que esta temporada ha apostado por una estrategia conciliadora con los rivales, ha decidido ofrecer esta temporada su cara más amable, alejada de declaraciones que puedan perjudicarle a él y al Madrid. Ayer dio otro paso atrás y volvió a ceder el protagonismo al segundo entrenador.

Ahora huye 'Mou' de más enemistades y volvió a delegar en Karanka, aunque esta vez no por estar sancionado, sino porque no desea estar tan expuesto a los medios. Y más, con el precedente de la pasada Liga, cuando el 9 de enero Cani le lanzó una botella de agua en el Bernabéu por el feo gesto que tuvo el luso al celebrar el 4-2 frente al banquillo del Villarreal, invadiendo el área técnica. Entonces juró que no era una provocación, sino que había festejado aquel gol de Kaká que llegó en el minuto 82 con su hijo, que se encontraba en la grada del Bernabéu. Cani fue expulsado, pero el Comité de Competición le retiró la roja, algo de lo que dijo alegrarse Mourinho, aunque aprovechó para denunciar las diferentes varas de medir: «Si es un jugador mío el que lanza la botella le meten tres meses, y si soy yo, no vuelvo a un banquillo», afirmó. Aquella fue su única voz altisonante respecto al botellazo, y así zanjó el conflicto.