Artículos

Consideraciones antisistema

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Con ser de suyo preocupante, lo más grave no es la falta de ideas para salir adelante en un mundo que amenaza ruina, sino la manifiesta voluntad de no buscarlas más allá del conjunto de teorías y prácticas que nos han llevado al desastre. Así, la palabra que más se pronuncia estos días es recuperación, término que, según el Diccionario de la Real Academia significa nada menos que 'volver a poner en servicio lo que ya estaba inservible'. Y lo que ya estaba inservible, es decir, lo que está en el origen de esta crisis que amenaza con llevarse por delante unos logros que ahora se revelan precarios, es, sencillamente, un sistema (social, económico, político, jurídico.) diseñado expresamente para el beneficio de una parte y no del conjunto de la sociedad.

Y así, una democracia escasamente democrática, una economía antieconómica, una política desactivada y sometida al poder económico, unas Constituciones inservibles para impedir los abusos de los grandes poderes estructurales, una ciudadanía intencionadamente devaluada y atemorizada a la que apenas se le tiene en cuenta desde las distintas instancias del poder, unas élites económicas avaras y miopes., son los subproductos de un sistema obsoleto, agotado, inhóspito para el ser humano, al que resulta cada vez más difícil conferirle legitimidad y prestarle confianza.

Y lo grave, ya digo, es la nula voluntad de superar este estado de cosas. Si repasamos algunas medidas adoptadas (y sobre todo las no adoptadas) para la 'recuperación', el resultado es sencillamente deprimente, y todo confirma que nos obstinamos en "poner en servicio lo que ya estaba inservible" en lugar de encarar los problemas desde nuevas perspectivas. Y así, continúan tejiendo sus redes perversas los paraísos fiscales, auténticos puntales de la economía antieconómica. Se sigue insistiendo en la progresiva depauperación de las fuerzas del trabajo como pretendida solución a una productividad que nunca resulta suficiente a un mercadeo laboral que parece soñar con una mano de obra no ya barata, sino que incluso (al paso que vamos.) pague por tener empleo. Las reformas constitucionales, escasas en número y reticentes a incluir medidas de alto calado social, operan en sentido contrario: de liberales (ya de por sí restrictivas), van convirtiéndose en neoliberales, es decir, más garantistas de 'lo inservible'. Y así vamos..., no se sabe hacia dónde.