PINCHITO MORUNO

VALENTÍN FUE AL SEGURO

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Lo acostumbrados que estamos en Cádiz al estado de bienestar que aquí un fenicio lo primero que hace cuando lo descubren en el Teatro Cómico después de estar enterrado más de milenio y medio es ir al seguro para que le hagan una radiografía.

Siempre nos ha gustado vivir bien. Dicen los arqueólogos que Valentín, el fenicio que fue a hacerse un tac al Clínico de Puerto Reá (cuarteto de Cádiz que bien merece letra del Gómez e interpretación de los Guatifó) apareció de cúbito prono (que traducido resulta mirando para el suelo) y con la mano puesta en la cabeza. Los científicos dicen que trataba de protegerse de algo, aunque a mi me da que Valentín se había puesto ciego de Garum y se estaba echando una siesta en la playa. De ahí la posición de la mano en la cabeza. Lo que ocurrió después es que a Valentín, como si fuera un pollo asao del Corralón, le dieron media vuelta, para que apareciera de culo y así sirviera de cachondeo.

Yo creo que Valentín es un símbolo para la sociedad, ahora que el estado de bienestar se pone en entredicho y se quiere transformar por el estado de «la que te vamo a dá». A pesar de haber muerto hace 1600 años y de que no tenía carnet del Seguro, le atendieron en un hospital público. Pero lo mejor me lo ha contado un auxiliar de Enfermería. Por lo visto el fenicio cuando le terminaron de hacer el tac dijo que si no le correspondía el desayuno porque el había cotizado 20 años como afilador de jabalinas. El enfermero, emocionado ante el hecho milagroso de que una canina le pidiera de desayunar, le trajo de su bolsillo (le convió, dicho en lenguaje gaditano) una cuña de crema del Don Pan y un manchao (más leche que café). La primera porque calculó que después de 1600 años sin comer tendría hambre y el segundo porque el calcio de la leche «te va a venir bien pa los huesos», le dijo. Pero cual sería su sorpresa cuando Valentín le soltó que si en vez de azúcar le podía poner sacarina.

Me estoy imaginando la carita de los que ese día tuvieran que hacerse un tac en el hospital y vieran entrar a la canina para hacerse la radiografía. ¡Como está la lista de espera! cuchicheó un matrimonio cuando vio a Valentín entrar por el pasillo.

Me han dicho que la canina es tan buena gente que se ha ofrecido voluntaria al rector de la Universidad de Cádiz para ponerse la camiseta azul y pedir lo de la excelencia y también me han contado que el fenicio, después del tac, le dijo a los arqueólogos, dejarme sólo 5 minutos. Se fue pa la Caleta, cojo perdío por lo del fémur roto. Le crujió un hueso a la altura del esternón, miró pal fondo, aunque fuera sin ojos y dio un peazo de grito jondo, mú jondo: Abur, Eta.