«Les hemos quitado las bombas, ahora vamos a quitarles los votos»
Rubalcaba afirma que las del 20-N serán las primeras elecciones libres en Euskadi porque «nadie tendrá que mirar debajo de su coche»
MADRID. Actualizado: GuardarEl amargo recuerdo de los compañeros asesinados y la ilusión por un futuro sin ETA centraron ayer el mitin que los socialistas vascos celebraron en San Sebastián apenas 48 horas después del anuncio del cese definitivo de la violencia terrorista. Ni Alfredo Pérez Rubalcaba ni el lehendakari Patxi López pudieron contener las lágrimas durante el emotivo acto en el que afloraron sentimientos aprisionados durante décadas. En realidad, pocos de los asistentes aguantaron sin llorar.
Ambos transmitieron un claro mensaje a la izquierda abertzale: no habrá concesiones políticas tras el final de la violencia. Un aviso con el que también responden al sector menos centrista del PP que aún sostiene que el Gobierno socialista ha abonado un precio político a los terroristas a cambio del adiós a las armas. «Les hemos quitado las bombas y a partir de hoy tenemos que quitarles los votos con la fuerza de la democracia», aseveró el candidato del PSOE ante la ovación entusiasmada de los asistentes. Unos minutos antes, el propio lehendakari lo había dejado claro: «No debemos nada a ETA y nada le vamos a pagar». Rubalcaba, al hilo de esta idea, recalcó que la lucha de los demócratas no ha ido dirigida contra los independentistas, porque nunca «hemos perseguido las ideas», sino contra ETA. Detalló que a los terroristas y a sus protectores se les persigue con las armas del Estado de Derecho, «policía y justicia». Mientras que a los «independentistas se les hace frente con las armas de la democracia».
Rubalcaba tuvo palabras de emoción para los socialistas vascos por su «heroísmo inteligente, heroísmo porque habéis aguantado, e inteligente porque habéis buscado caminos» para conseguir el final de la violencia. Un objetivo tan alto, añadió, que si «algo he hecho para contribuir» a conseguirlo, «doy por buena toda mi vida política».
Unos parabienes que individualizó en Jesús Eguiguren, el presidente del PSE. «Jesús, mírame, contigo también», espetó Rubalcaba a una de las voces más heterodoxas entre los socialistas vascos, pero que siempre apostó por el final de la violencia a través del diálogo. El candidato socialista destacó que las elecciones del 20-N serán las «primeras que se celebren en libertad» porque no existirá la amenaza de los atentados y «ya nadie tendrá que mirar debajo del coche» para ver si hay algún explosivo, como debían hacer cada día los cargos públicos y sus escoltas. Con un discurso con pinceladas de euforia contenida y de alegría con matices, Rubalcaba lamentó que la paz «llegue tarde» para las 829 víctimas de ETA, a las que se refirió una y otra vez durante su alocución: «Pensamos en las víctimas que se fueron y nos duele el corazón, y pensamos en las que no lo serán: policías, jueces, fiscales, empresarios, concejales socialistas y de otros partidos y nos ilumina el corazón».
«Llega tarde»
El aspirante socialista puso mucho hincapié en restar protagonismo a la izquierda abertzale en la victoria sobre ETA. «La democracia -señaló- la conquistamos nosotros, la democracia no se funda en Euskadi cuando vienen ellos» y apostilló que los vascos vivieron «40 años con la dictadura de Franco y otros 40 años con ETA».
Por ello arengó a todos los partidos democráticos a mantener la unidad durante esta nueva etapa. También se mostró convencido de que Bildu o Amaiur, las marcas electorales de la izquierda abertzale, «ni van a escribir la historia de los años del horror ni van a escribir la historia del final del horror». Rubalcaba todos modos, dio la bienvenida a la izquierda abertzale al escenario político y social vasco sin la tutela de ETA. «Si quieren venir a la democracia, sea», apuntó el candidato.