Una cena para la reconciliación
Merkel y Sarkozy intentan poner fin a uno de sus pulsos más sonados con una cita en un castillo flamenco
BRUSELAS. Actualizado: GuardarAngela Merkel y Nicolas Sarkozy intentaron cerrar anoche una turbulenta semana con una cena para la reconciliación. Los líderes del eje franco-alemán se citaron en un coqueto castillo flamenco a las afueras de Bruselas decididos a recuperar la sintonía perdida en las negociaciones para reconducir la crisis en la Eurozona. Ambos países han protagonizado en los últimos días uno de sus pulsos más sonados, lo que obligó incluso al presidente francés a perderse el nacimiento de su hija por una reunión de urgencia.
Los primeros indicios de que el eje franco-alemán chirriaba emergieron el miércoles. Aunque en principio solo se esperaba una conversación telefónica, finalmente el líder galo tuvo que dejar a su esposa, Carla Bruni, poco antes de que diera a luz en París y desplazarse a la carrera a Fráncfort para encontrarse con Merkel. Ambos aprovecharon el acto de despedida de Jean-Claude Trichet, que deja la jefatura del BCE este mes, para intentar acercar posturas en la elaboración de un plan global para estabilizar la Eurozona.
El encuentro, que al final se convirtió en una minicumbre de la UE a la que también asistieron los dos líderes comunitarios, no ofreció ninguna señal positiva. Más bien al contrario. Apenas unas horas después, ambos líderes anunciaron unilateralmente que la cadena de cumbres de este fin de semana en Bruselas se prolongaría a cuatro días. París y Berlín necesitaban más tiempo para forjar un consenso y convocaron para el próximo miércoles un último encuentro en el que se espera un acuerdo definitivo.
Enfado chino
La extensión de las citas comunitarias sonrojó al presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, que se vio obligado a cancelar la cumbre UE-China del martes, un evento de primera magnitud para sacar brillo a las instituciones comunitarias. La suspensión le valió a Van Rompuy un tirón de orejas de Wen Jiabao, primer ministro chino. El dirigente asiático atribuyó la crisis de la deuda a «problemas internos» de la UE y reclamó «reformas financieras fundamentales».
Sarkozy y Merkel intentaron anoche solventar un entuerto que el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, calificó como «desastroso» para la imagen de Europa. La cena, a la que también se unieron Silvio Berlusconi, Van Rompuy y José Manuel Durao Barroso, estaba prevista en el castillo de Bouchout, ubicado dentro del complejo del jardín botánico nacional de Bélgica.