
En el alma de la dama de la canción española
El FIT rinde un emocionante y divertido homenaje a la intérprete María Dolores Pradera. El músico Julio Pardo glosó la figura de la artista española y el periodista Jesús Quintero le realizó una de sus geniales entrevistas
CÁDIZ Actualizado: GuardarHa de ser muy difícil sacudir el alma y grabar a fuego un recuerdo en el corazón de una persona que lleva vividos 87 años, recorridos, siempre de ida y vuelta, millones de kilómetros, que se ha enfrentado al público de los mejores teatros nacionales, que ha alzado su voz, melosa y fuerte a la vez, ante miles de admiradores. Que la ha compartido con otros muchos de su misma talla. Una mujer que guarda un saco de premios, un baúl de éxitos, un depósito de vivencias. Enormes. Una dama de 1,50 metros, imponente. Cautivadora. Una señora que, ayer, en su Cádiz adorado, demostró que lo difícil no es imposible.
Ya estaba emocionada cuando, del brazo de la alcaldesa, Teófila Martínez, enfilaba el pasillo del Salón de Plenos del Ayuntamiento. Risueña, galana, frágil, lista para el carrusel de sentimientos. El Festival Iberoamericano de Teatro, FIT, le tenía preparado un homenaje y la intérprete regaló su espíritu. Su historia, sus consejos, su chispa y, sobre todo, su envolvente garganta.
Como la primera vez
«He tenido una vida muy bonita, he tenido mucha suerte, muchos amigos y premios, pero este es especial. Tanto, que tengo guardado el papel, como en el primero que recibí, porque estoy muy nerviosa y conmovida», reconocía después de que el músico Julio Pardo glosara la figura de su amiga:
«El 29 de agosto de un año que no importa, debería estar marcado en rojo en el calendario de la música española -dijo-, nació una mujer que no sé si es una actriz que canta o una cantante que actúa, una mujer que según ella misma se deja llevar por la vida, una persona que, a pesar de todo lo que ha hecho, parece que todavía no ha trabajado bastante y ya está preparando un nuevo disco». «Una mujer -continuó Pardo- que asegura que ha amado mucho y a la que han amado mucho, pero un hombre demasiado enamorado tiende a enjaular a su mujer y María Dolores debía de ser libre. La reina de la canción popular se lleva el homenaje del FIT y el cariño de los gaditanos por su elegancia, bondad, arte, distinción y fuerza», sentenció el autor.
Agradecida por el discurso -aunque corrigió algunos apuntes biográficos dados por Pardo- María Dolores Pradera bajó del estrado para subirse a la colina de Jesús Quintero. «Otro maravilloso amigo». Y ahí se soltó, con el vagamundo haciéndole una entrevista de quilates:
«¿Primavera o otoño?», preguntó él. «Otoño, que está más de acuerdo conmigo y es más misterioso que el verano», respondió ella. «¿Venir para morir?» «Si vives tanto como yo, sí». «¿Cambian los placeres con la edad?» «Mis amigos son todos más jóvenes que yo, no noto que soy viejecita». Y charlaron del arte, el público, lo efímero del éxito. «Si algún día cuando se baje el telón no le aplauden...» «Pensaré que me he quedado sorda, yo soy muy optimista». «¿Cuándo dejó de pensar que era inmortal?», le inquirió el presentador. «Nunca me atreví a pensar que era inmortal. Lo que soy es una sobreviviente» «Me adelanté a Lorca y García Márquez cuando dije que sigo cantando para que me quieran. Prefiero que me quieran a que me admiren, es más cálido el cariño», confesó la voz de 'La flor de canela' y 'El rosario de mi madre'. El loco Quintero le preguntó por la nostalgia, «un error, es algo blandengue», dijo ella. Por el pasado, «merece la pena vivir, con o sin canciones, con o sin el teatro», respondió Pradera. Y sobre el futuro. «Mi sueño es dormir seguido», susurró. Habló del mundo, «Para mí sigue siendo un cuadro de Van Dyck que me resulta muy bonito. De España, «vamos creciendo en ordinariez, sobre todo en la televisión», criticó. «No estoy orgullosa de la conquista de Iberoamérica, pero sí de ser española, de la lengua que tanto han cuidado allí», alabó. María Dolores Pradera, cada vez más cómoda y divertida, contó su experiencia con el tabaco, con sus viajes en barco cuando era niña para visitar a su padre a Chile, su matrimonio con Fernando Fernán Gómez...
Mantón y Gades
Y homenajeó a Cádiz. «¡Qué belleza! No le falta de nada, parece que está esperando el último bergantín». «Mi primer novio era guardamarino y, sabio, murió en Cádiz, seguro que le maravillaba su blancura», explicó. Después tendió el puente hacia su otra patria, Iberoamérica, como solo ella podía hacerlo, cantando. «La más hermosa canción jamás contada es 'Habaneras de Cádiz'». Y tan ancha. A capela, la bordó. El público en pie.
Recogió el testigo Jesús Quintero que aprovechó, entre bromas, para lanzar un tirito político. «Me siento querido, pero nunca me entendí con la Andalucía oficial. Todo el mundo tiene mucho miedo, y más ahora», se dirigió a la alcaldesa. Martínez volvió a lo suyo, a rendir homenaje a Pradera, a la que entregó un mantón hecho en Cádiz - que se suma a los muchos que le han regalado a lo largo de su vida y que la cantante española nunca ha dudado en ponerse - y la estatuilla de Gades. «Gracias, muchas gracias a Cádiz, gracias a todos», solo acertó a decir la dama. Otra grande.