La Atlántida en Occidente: el relato
CATEDRÁTICO DE PREHISTORIA (UCA) Actualizado: GuardarPocas veces ha habido un mito que haya originado tantas páginas impresas, interpretaciones, expectación durante siglos, y que aún perdure sin respuesta convincente. Me refiero al que narraron Critias y Timeo en los Diálogos platónicos (hacia el 350 a.C.) sobre la ciudad de Atlántida -isla o continente-, y en todo caso mayor que Libia y Asia juntas. Narra la historia de una civilización floreciente, de una época pasada de 9000 años de antigüedad, situada 'más allá de las columnas de Heracles', que pereció sumergida en las aguas en tan sólo unas horas. Fantasía o realidad. Es condición humana alimentar los mitos, necesitarlos, crearlos y recrearlos. La Atlántida es la alegoría de la realidad, vista desde la perspectiva de un filósofo que juzga los peligros de su historia presente, y que ha perdurado hasta hoy en otros mitos de igual significado.
El mito nace de lo real, trascendido al plano de lo irreal aparente. El tema objetivo del Critias platónico es la guerra entre Atenas primordial, como representación de la aristocracia y del puro helenismo, y un mundo occidental, Atlántida, monárquica y bárbara, que pereció, como otras civilizaciones, por el abandono de los valores morales que rigen una sociedad y la expansión guerrera. No tenemos dudas de la Atenas real, pero la de la Atlántida está lejos de ser evidente. Sin embargo, algunos se afanan aún en hallarla en un mundo físico y real, subacuático. Mas no hay que buscarla en las profundidades del mar, sino en el texto platónico y en su tiempo, entre las palabras de su inquietante relato moralizante.
Sin embargo, Critias describe, con precisión caligráfica, la ciudad imaginada y su historia, de tal modo que parece cierta y por ello se ha buscado en numerosos lugares del Viejo y Nuevo Mundo. Historia que aseguraba basarse en el sabio Solón, que 200 años antes la había oído en Egipto. Un modo historiográfico de proporcionarle autenticidad. Intentaré exponer sucintamente lo esencial de este texto prolijo y detallado.
En los comienzos, Critias dice que hubo un tiempo en el que «los dioses distribuyeron entre sí las regiones de toda la tierra por medio de la suerte, sin disputa.Y una vez que cada uno obtuvo lo que le agradaba a través de las suertes de la justicia, poblaron las regiones.». Es el principio de la historia griega, prehistórica, del comienzo de la producción básica de alimentos y de su organización social primaria, instaurándose templos y sacrificios para los dioses. A Poseidón le tocó en suerte la isla de la Atlántida, cuyo centro lo ocupaba una llanura y una montaña en medio donde habitaba Evenor, su mujer Leucipe y su hija Clito quien, a la muerte de sus padres, Poseidón la desea y se une a ella. Aquí comienza la construcción física y política de la Atlántida tal como la imaginamos y representamos.
Poseidón, para proteger la colina habitada, la aísla mediante anillos alternos de tierra y de mar, de diferentes dimensiones: dos de tierra y tres de mar en total, de tal modo que la colina fuera inaccesible para los hombres. Engendró y crió cinco generaciones de gemelos varones, dividió la isla en diez partes, encomendó la mejor al primogénito -el rey Atlante- e hizo gobernantes al resto de sus hijos en cada una de las regiones. Al primero de los gemelos, que nació tras Atlante, le encomendó la parte extrema de la isla, desde las columnas de Heracles hasta la zona denominada Gadirica, dándole en griego el nombre de Eumelo, pero en la lengua fenicia de la región, Gadiro. La zona y el nombre se relacionan estrechamente con Gadir. Toda la isla poseía gran cantidad de riquezas, como nunca había tenido una dinastía de reyes, y producía todo lo necesario para vivir, incluida la metalurgia, siendo muy escasos los productos importados.
En la isla levantaron puentes en los anillos del mar para abrir una vía al exterior y hacia el palacio real; en el centro, el palacio real y el templo consagrado a Poseidón, rodeado de una valla de oro, cavaron canales para las embarcaciones, dársenas y la muralla exterior, fundida de casiterita. En los edificios de la acrópolis, paredes, techos y columnas se revistieron de plata, oro y oricalco, e igual las imágenes. Los guerreros ocupaban el anillo cercano a la acrópolis, mientras que los espacios exteriores, dedicada a los productores, se ocuparon densamente con numerosas viviendas. Una isla ordenada, rica, feliz, y bulliciosa, regida por monarcas y rígidas leyes, bajo la mirada atenta de Poseidón.
Critias termina este relato incompleto con este párrafo : «.cuando se agotó en ellos la parte divina porque se habían mezclado muchas veces con muchos mortales y predominó el carácter humano, ya no pudieron soportar las circunstancias que los rodeaban y se pervirtieron.». Tuvieron la insolencia, además, según Timeo, de avanzar sobre Europa y Asia -los griegos-.
Por ello, concluye Platón, la rica y poderosa Atlántida se hundió bajo el mar, tras un violento terremoto y un diluvio extraordinario, en un día y una noche terribles. Ha sido el destino de muchos pueblos que conocemos. Cuando se pierden los valores éticos, el final es la destrucción.
Para muchos, la Atlántida yace sumergida en un lugar desconocido de algún mar. Su localización la abordamos en el próximo artículo.