Sociedad

Los expertos darán a conocer qué ocurrirá con la erupción de El Hierro antes del fin de semana

MADRID / VALVERDE. Actualizado: Guardar
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Los expertos prevén que antes del fin de semana podrán dar una predicción de lo que podría ocurrir con la erupción volcánica de El Hierro. Mientras, los vecinos, un día más y en medio de la desesperación, se agolpaban en los accesos a La Restinga para pasar un rato en sus casas, el tiempo justo para cambiar la ropa o regar las plantas.

El presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, anunció ayer que los vulcanólogos y los geólogos tratan con toda la tecnología a su alcance de establecer si el fenómeno volcánico ha concluido o prosigue. En todo caso, en declaraciones a TVE, Rivero reconoció que al tratarse de un proceso natural es muy difícil prever su evolución.

Según explicó el jefe de Gobierno canario, la desaparición del burbujeo en la zona de la erupción delata que el magma habría dejado de fluir, pero no es descartable que vuelva a abrirse una nueva boca. En todo caso, Paulino Rivero dijo que entiende la incertidumbre en la que viven los desalojados, una vez que el pasado domingo se anunció que esta semana podrían volver a sus hogares y negocios. Sin embargo, el regreso fue abortado tras el cese de la erupción y de que un cambio en los vientos hiciera que la mancha verde que cubría el mar entrase en el puerto, lo que se tradujo en un fuerte olor a azufre que, aunque no es perjudicial para la salud, si es molesto respirarlo. Por todo ello, Rivero insistió en que el Gobierno de Canarias correrá con los gastos del alquiler causados por el realojo de los afectados.

La Restinga recibió ayer la visita de los medios de comunicación que se encontraron con un pueblo fantasma, en el que todo está tal como lo dejaron atrás hace solo ocho días sus habitantes. Allí se cruzaron con alguno de ellos y con tres grúas que trabajaban en el puerto, donde había algunos peces muertos en el agua, para sacar las pequeñas embarcaciones que no habían podido vararse en tierra para su traslado hasta los muelles de La Estaca. Estos barcos serán llevados por carretera en góndolas.

En las terrazas de los bares quedaban las sillas y mesas, algunas apiladas, otras como si esperase la llegada de clientes con la sombrilla sin desplegar, ante una playa desierta. Los apartamentos de alquiler aparecían con todas las ventanas cerradas, mientras que los cámaras de televisión tomaron planos de todas las esquinas y rincones.