![](/cadiz/prensa/noticias/201110/20/fotos/7771048.jpg)
Guerra abierta entre Turquía y el PKK
La operación rebelde causa la muerte de al menos 26 soldados y decenas de heridos Las fuerzas turcas responden con una ofensiva por tierra y aire a los ataques kurdos en el sureste del país
Actualizado: GuardarGuerra abierta en la frontera entre Turquía e Irak, guerra abierta entre el Ejército turco y los milicianos del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Al menos 26 soldados perdieron la vida y otros 16 resultaron heridos durante la madrugada del martes tras una serie de ataques simultáneos del PKK contra posiciones militares turcas en los distritos de Cukurca y Yuksekova, en la provincia de Hakkari, en el extremo sureste del país. Equipados con armas semiautomáticas, los rebeldes sorprendieron al enemigo y durante más de cuatro horas mantuvieron violentos combates antes de iniciar el repliegue al otro lado de la frontera, a la parte kurda de Irak, donde se encuentra la principal base militar de este grupo incluido en la lista de organizaciones terroristas por la Unión Europea y Estados Unidos.
Al amanecer, cuando todo el país se despertaba con la noticia de este nuevo golpe del PKK, los mandos militares turcos lanzaron una ofensiva por aire y tierra para intentar dar caza a sus autores. Las fuerzas de Ankara penetraron en Irak -ambos países tienen un acuerdo por el que se permite al gobierno turco este tipo de operaciones- y los medios locales informaron de que al menos quince milicianos perdieron la vida tras las primeras horas de esta operación de castigo centrada en las montañas de Kandil, principal refugio del PKK.
«A partir de las 9.00 horas, aviones de guerra turcos han bombardeado la zona de Zap, en la que la guerrilla posee campos de entrenamiento. A partir de las 11.15 horas, los cazas han comenzado a sobrevolar Kandil», donde está la base central del PKK, informó la agencia kurda Firat. De esta forma, Kandil vivía las mismas imágenes de agosto, cuando la aviación turca atacó 85 posiciones del PKK como represalia tras la muerte de cuarenta soldados en distintas acciones durante el verano. El Ministerio de Defensa turco aseguró haber matado a cien milicianos en sus ataques.
Los dirigentes turcos cerraron filas y el presidente, Abdulá Gül, que hace poco estuvo en la zona donde tuvo lugar el ataque, aseguró que «aquellos que nos inflijan daño sufrirán un daño mucho mayor, los que piensen que van a debilitar al Estado con estos ataques o crean que van a mantener al Estado a raya se encontrarán con que la respuesta a estos ataques será muy grande y la sufrirán muchas veces».
El primer ministro, Recip Tayyip Erdogan, canceló una visita oficial a Kazajistán y convocó de emergencia a los ministros de Defensa y del Interior, así como a los jefes de la Inteligencia y del Ejército, para analizar la respuesta más adecuada a la ofensiva más letal del PKK de los últimos años. En una posterior rueda de prensa, el dirigente afirmó que la «verdadera respuesta al terrorismo» es «la democracia y los Derechos Humanos» y pidió al país que «tenga paciencia y tranquilidad y no se deje llevar por la ira».
El repunte de la violencia coincide con un momento políticamente muy sensible ya que Partido de la Paz y la Democracia (BDP), única formación kurda, había aceptado recientemente retomar su actividad parlamentaria para participar en los cambios en la Constitución. Los kurdos -que obtuvieron 36 diputados en las elecciones de junio pero que mantenían un boicot después de que la Justicia turca excluyera la liberación de seis diputados, que concurrieron desde la cárcel, donde se encuentran por «delitos contra el Estado»- esperan que el nuevo texto reconozca su identidad y les otorgue el derecho a la educación en su lengua materna. El número dos del partido nacionalista kurdo, Selahattin Demirtas, pidió a Gobierno y PKK «el cese inmediato de las hostilidades». En opinión de Dermitas, «este doloroso panorama muestra una vez más que Turquía necesita urgentemente la paz y que no tiene otra opción que la paz».
Duras negociaciones
Este camino para la paz, después de casi tres décadas de conflicto y más de cuarenta mil muertos, ha estado marcado también en los últimos meses por unas negociaciones secretas entre las autoridades de Ankara y el líder del Partido de los Trabajadores, Abdulá Ocalan, encarcelado de por vida. Una grabación de cincuenta minutos reveló en septiembre los contactos entre la inteligencia turca y el fundador del PKK, un tema polémico que Erdogan quiso zanjar dando por terminados los encuentros secretos y emplazando al BDP a ser el interlocutor válido para alcanzar la paz.
Estos contactos en la sombra coincidieron con fases de alto el fuego y 'defensa activa' por parte de un PKK que desde los comicios de junio ha aumentado sus actividades logrando acabar con la vida de un centenar de soldados y policías. En la víspera de la operación nocturna en Hakkari, al menos cinco policías y tres civiles perdieron la vida tras la explosión de una mina en la carretera, acto que no ha sido reivindicado por el PKK, pero que tuvo lugar en su zona de influencia, en la vecina provincia de Bitlis.