DEBATE
Actualizado: GuardarYa tenemos debate electoral. Será el 7 de noviembre entre Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy. No sé a cuál de los dos atribuir la tópica etiqueta de 'rudo fajador' y a cuál la de 'fino estilista'. Lo que sí tenemos claro es el ring: será la Academia de la Televisión, como en 2008. ¿Y por qué la Academia? Porque es el lugar menos polémico de todos los posibles. Si cualquier privada se postula para albergar un debate de estas características, inmediatamente surgen desconfianzas en los contendientes, porque uno nunca sabe quién debe qué a quién. Y si el escenario es una pública, entonces protestan los partidos minoritarios porque se consideran injustamente marginados. Por el contrario, la Academia de la Tele no tiene ninguno de esos problemas: no es un ente de titularidad pública, luego no está obligado a satisfacer a todos, y tampoco es una cadena privada, luego no tiene intereses comerciales directos que puedan verse afectados por la victoria de uno u otro candidato. De este modo, el canal que quiera ofrecer el debate conectará con la Academia, ésta servirá libremente la señal, y asunto concluido. ¿Es lo deseable? Tal vez no, pero, desde el punto de vista de la Academia de la Televisión, me parece que sería absurdo hacer el menor reproche. Esta institución tiene desde hace mucho tiempo un problema central que es saber para qué sirve. Porque no funciona como protectora de intereses corporativos, ni como evaluadora de contenidos, ni como referente ético del gremio, ni siquiera como grupo de amigos y colegas. En realidad, la Academia ahora mismo solo se justifica porque da unos premios bastante impecables. Si a esa función añade la de convertirse en plataforma neutral para actos como los debates electorales, bienvenida sea la idea: dará sentido a la Academia y además prestará un servicio transparente a la vida pública española. Que el PP y el PSOE se hayan puesto de acuerdo en esto (y solo en esto) dice mucho sobre las taras que aquejan a nuestra democracia, pero también habla positivamente de la imagen que la Academia se ha construido. Algo es algo.