![](/cadiz/prensa/noticias/201110/19/fotos/7763478.jpg)
Batasuna pide por primera vez a ETA el «cese definitivo» del terrorismo, pero sin su disolución
Rufi Etxeberria dice que la conferencia de San Sebastián abre «un escenario donde todos podemos y debemos ser ganadores»
SAN SEBASTIÁN. Actualizado: GuardarUn nuevo paso en la medida hoja de ruta diseñada por la izquierda abertzale hacia el final del terrorismo. Un paso calculado hasta el último gesto y sin llegar a exigir la desaparición de ETA ni la entrega de las armas. Pero, eso sí, un paso inédito. La vieja Batasuna pidió ayer, por primera vez en su historia, el «cese definitivo de la actividad armada» de la banda, sin supeditarlo a ninguna condición.
Además, hizo suyas «todas y cada una» de las cinco conclusiones de la conferencia internacional de San Sebastián y emplazó a la organización terrorista a dar una «respuesta positiva» a las peticiones del grupo de mediadores, en clara referencia al esperadísimo comunicado de los terroristas.
Un anuncio de la banda que la coalición ilegalizada sabe que se producirá en cuestión de días, de acuerdo con su guión, si bien ni siquiera en la izquierda abertzale se atreven a asegurar si ETA anunciará su disolución o simplemente responderá a la cumbre de la capital guipuzcoana con otro gesto de 'buena voluntad' igualmente tasado, pero «sin echar el cierre definitivo».
La izquierda abertzale, en consonancia a la solemnidad de la conferencia internacional, quiso dar a su anuncio todo el boato posible. Apenas 24 horas después de la cumbre del palacio de Aiete, la antigua Batasuna juntó a cuarenta dirigentes en un hotel de San Sebastián. En la escenografía no faltó ni una cara conocida del mundo radical vasco, o al menos de los que están en libertad. Allí estaban Rufi Etxeberria, Juan José Petrikorena, Joseba Permach, Joseba Alvarez, Tasio Erkizia, Miren Legorburu, Niko Moreno, Txelui Moreno, Ione Goirizelaia, o los expresos de ETA Jon Agiriano y Eugenio Etxebeste, 'Antxon'.
Etxeberria, que ofició de portavoz, anunció que el mundo radical más cercano a ETA ha decido ir más allá de la 'declaración de Gernika' de septiembre de 2010, en la que se reclamaba a la banda terrorista un «alto el fuego permanente, unilateral y verificable por la comunidad internacional» como una «expresión de voluntad» para un «definitivo abandono de su actividad armada». El matiz, explicaron responsables de la ilegalizada Batasuna, es que la izquierda abertzale ahora sí pide directamente el fin de la «lucha armada» y no lo considera un futurible a valorar. Pero nada de exigir a ETA que se disuelva ya.
A pesar de los requerimientos, Etxeberria no se salió del guión e insistió en el mensaje: apoyo cerrado a los cinco puntos de la conferencia. Incluso se molestó cuando fue preguntado por qué Batasuna pide ahora el cese de la «actividad armada» y no lo hizo cuando estaba en el Parlamento de Vitoria. «Siguiente pregunta», fue su respuesta antes de dar por finiquitada la comparecencia.
«Total y decidido»
En cualquier caso, el respaldo «total y decidido» de la izquierda abertzale a las conclusiones de la conferencia no fue una sorpresa. Los dirigentes de la coalición ilegalizada, aunque Etxeberria negara tener nada que ver con la organización del evento, sabían desde hace días cuáles iban a ser las resoluciones de la reunión y que las conclusiones eran más que asumibles por la izquierda abertzale pues iban a ser un compendio de sus reclamaciones históricas y de las de ETA: «internacionalización del conflicto», referéndum, dos mesas de negociación entre el Gobierno y ETA y entre partidos, reconocimiento de «todas las víctimas», y calificación de «confrontación armada» al terrorismo.
El portavoz, que habló de la «dimensión histórica» de la conferencia, aseguró que los cinco puntos que leyó el exprimer ministro irlandés Bertie Ahern en el jardín de Aiete «abren las puertas a un nuevo escenario donde todos podemos y debemos ser ganadores».
Etxeberria también censuró las «injustificadas ausencias» de los gobiernos central y vasco, y del PP y se negó a «valorar» las críticas de «claro déficit democrático» que reprochan que la conferencia no fue más un acto de propaganda de la propia izquierda abertzale.