EL TRUEQUE
Actualizado: GuardarEl canje de prisioneros está pulverizando su propia plusmarca: 477 palestinos serán liberados a cambio de un soldado israelí, al que capturó Hamás hace cinco años, que a él se le habrán hecho más largos. ¿Qué vale un ser humano? Podríamos decir que su precio, como el de los percebes en algunos restaurantes, es «según mercado». Ya se sabe que la valoración de cualquier cosa depende de la escasez o de la abundancia, pero soldados hay muchos. ¿Cómo su tasación es tan desigual? Está claro que depende de lo que paguen por él, no ya en dinero, sino en especie o en gente de su misma especie.
Un soldado siempre ha estado más barato que un general de esos que suelen morir en su cama, pero ahora el trueque no atiende ni órdenes ni galones. Se trata de canjear carne de cañón y en un lado hay más cañones y en otro más carne. La cuestión no es solo física, sino metafísica, y plantea la tarifa del ser humano. Si es verdad que cada persona es única e irrepetible no se la debiera medir al peso. El lote de palestinos equivale a un solo israelí, pero no es eso lo más llamativo de la balanza. Hay quien se opone al cambalache ya que se extiende la opinión de que los numerosos liberados en el previsto intercambio «volverán a matar». Un mal negocio. Las letras no son a noventa días y además entran con sangre.
Creía Nietzsche, que se volvió loco a fuerza de montarse en el tiovivo del 'último retorno', pero era un genio hasta poco antes de morirse, que la Humanidad necesita lo que él llamaba «un rodeo» para producir a alguien que valiera la pena. No era un demócrata precisamente don Friedrich. Despreciaba a Rosseau, que dijo que el pueblo puede ser insensato, pero que jamás está equivocado. Lo que él denominaba «la patraña igualitaria». Si lo dice en la época actual le afeitan el bigote en seco. Ahora están reunidos los mandatarios para llegar a un acuerdo justo sobre lo que hay que pagar por un rescate único y no pasarse en la etiqueta.