Que no te den gato por liebre
La publicidad busca hacernos desear productos, pero no siempre todo lo que se anuncia es verdad. Reebok debe devolver 18,4 millones por unas zapatillas 'engañosas'
Actualizado: GuardarLa multinacional deportiva Reebok ha llegado a un acuerdo con la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos para pagar 18,4 millones de euros a los compradores de las zapatillas EasyTone y Run Tone. Los consumidores habían sido seducidos por su publicidad engañosa: los usuarios de esas mágicas zapatillas verían cómo, al caminar o al correr, los músculos de sus glúteos se tonificaban y reforzaban un 28% más que si usaran calzado de otras marcas. Las piernas obtendrían también mejoras de tonicidad y fortaleza cifradas en un plus del 11%. Las EasyTone y Run Tone se han vendido a entre 45 y 75 euros.
De ser verdad semejantes ventajas, uno diría que el precio es, como poco, interesante. Pero es que la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos sostiene que tales afirmaciones carecen de fundamento y que las supuestas ventajas son mentira. Su portavoz, David Vladeck, alerta que la comisión persigue garantizar que la publicidad de la industria del fitness se asiente sobre «sólidas» bases científicas y pide a los consumidores que analicen con cuidado las informaciones sobre ropas y calzados. Pese a todo, Reebok apoya totalmente la nueva tecnología aplicada.
¿De verdad se cree alguien que, tal y como aparece en las pantallas de televisión, puede uno (o una) reducir los michelines mientras lee 'Guerra y Paz' con solo ponerse un determinado artilugio vibrador en la cintura? ¿Hay alguien tan crédulo que considere que un trocito de plástico con un holograma en la muñeca puede conferirle la agilidad y destreza de un gimnasta olímpico? La respuesta es sí. Los hay. A millares.
«Pero la cuestión no es la credulidad del consumidor sino los intentos de engañarle con productos a los que se atribuyen falsas propiedades, como supuestos compuestos alimenticios contra el cáncer», reflexiona Rubén Sánchez, portavoz de Facua-Consumidores en Acción. «Se omiten datos y se exageran otros. En España no existe un control, no hay una autoridad que persiga de oficio esa publicidad engañosa... Y nosotros no tenemos capacidad suficiente para llevar a los tribunales cada campaña de un producto que promete beneficios que no son reales», se duele Sánchez. «Además, la respuesta en los tribunales tarda años. Y las sanciones son ridículas. En España sale barato engañar a los consumidores», razona el portavoz de Facua.
El timo de las pulseras
Sánchez trae a escena un asunto reciente. Las famosas pulseritas Power Balance. Prometían mejorar la agilidad, la flexibilidad, la potencia y hasta la puntería de sus usuarios. Fueron denunciadas por las organizaciones de consumidores. Al final, la empresa, radicada en Málaga, fue sancionada con 15.000 euros. «Mientras, han ingresado millones», cabecea Sánchez. «Lo que ha sucedido con Reebok en EE UU es un sueño que nunca se cumplirá en España», explica.
Casos hay muchos. Uno de los más sonados tuvo por protagosnista a Toshiba, que prometió devolver el dinero a los compradores de algunos modelos de televisores y ordenadores portátiles si España ganaba el Mundial de Fútbol de Sudáfrica. Lo ganaron y la empresa se escudó en la letra pequeña, en que los compradores debían haberse inscrito en una página web para optar al premio... Al final, dieron su brazo a torcer y aceptaron reembolsar a todos los consumidores acogidos a la promoción.
Facua denuncia, por ejemplo, que hay una compañía eléctrica «que incurre en publicidad engañosa al asegurar que no subirá el precio de la luz en tres años. También promete un descuento del 6% sobre el precio del kWh. tras el que sigue siendo más caro que el fijado por el Gobierno».
Asimismo, una denuncia promovida por esta asociación contra Euro 6000, por prometer falsos descuentos en las compras con tarjeta en unos grandes almacenes, logró una sanción de 4.500 euros. ¿Pero cuánto ganaron a cambio? Calculen. En su promoción Euro 6000 prometía devolver el 10% de las compras realizadas con su tarjeta en los grandes almacenes. La letra pequeña indicaba que la devolución del 10% se realizaría sobre los 150 primeros euros de gasto... ¡pero solo para compras que superaran los 300! Así que la devolución máxima, y eso cuando se producía, era ¡de 15 euros!
«La Administración fomenta y permite la publicidad engañosa. Son demasiado benévolos con las empresas. Sale a cuenta engañar al consumidor», airea el portavoz de Facua, organización que acaba de denunciar la venta fraudulenta en parafarmacias y herbolarios de un producto, Galenia Aloe Arborescens, que, procedente de Italia, dice curar el cáncer y el sida. Se puede comprar en la Red por entre 19,38 y 40,75 euros, dependiendo de su forma de presentación. Por si fueran pocas las supuestas bondades del producto, sus promotores prometen que también cura patologías y enfermedades como acné, asma, calvicie, gangrena e, incluso, adicciones a diversas drogas.
Aumento de pecho
«Se aprovechan de la desesperación de los enfermos. Nadie actúa. En España lo más que podemos hacer los consumidores es parar la publicidad de un producto. Pero lo más común es que, para cuando un juez ordena detener la campaña, han pasado meses, el anunciante ha retirado ya la promoción y el daño en el consumidor está hecho», se lamenta el economista granadino Enrique García, portavoz de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). «Las acciones para lograr el resarcimiento de daños son muy complejas. Algo como lo que ha sucedido con Reebok no ha ocurrido nunca en España», subraya.
Lo que la OCU y otras organizaciones de consumidores pueden hacer es promover acciones colectivas contra anuncios fraudulentos o, como han hecho, contra las «cláusulas abusivas» de entidades financieras y de seguros. «Hemos logrado que las retiraran tras una sentencia del Supremo. Pero el proceso ha durado siete años», se lamenta García. «Reclamar indemnizaciones por perjuicios sufridos por los consumidores es muy difícil. El sistema judicial español no está preparado para estas demandas, lo que no quiere decir que no existan los daños o la publicidad engañosa», reflexiona.
García considera «sangrante» la existencia de redes organizadas «que venden productos milagro a las personas mayores». El portavoz de la OCU habla de esas excursiones, gratuitas o a bajo precio, en las que los jubilados son conducidos, bajo la excusa de la visita a un santuario o ciudad monumental, a fábricas y hoteles donde se les ponderan las virtudes de inoperantes productos curativos, desde mantas eléctricas a pulseras magnéticas pasando por pócimas de indescifrable composición. «Eso por no hablar del mercado cosmético para mujeres, donde la publicidad engañosa campa a sus anchas», dice García.
Facua, por ejemplo, ha logrado hace unos días la retirada de una campaña que incitaba a las menores a operarse el pecho. 'Con Dorsia, la más guapa de la vuelta al cole' era el lema escrito en una pizarra que se acompañaba del generoso busto femenino de una modelo «de estética colegial» que vestía algo parecido a una falda escolar. El coste de la operación era de 3.895 euros. Tras la protesta, la red de clínicas de cirugía estética retiró la campaña de inmediato.