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Claves del previsible triunfo de Cristina
La presidenta argentina busca el domingo la reelección con crédito popular hacia su gestión económica y políticas sociales contra la crisis
BUENOS AIRES. Actualizado: GuardarTodos los pronósticos indican que el domingo la presidenta argentina, Cristina Fernández, será reelegida por abrumadora mayoría. Las claves del sólido respaldo de la mandataria entre los votantes residen en la recuperación del Estado de bienestar, la buena gestión económica y una serie de políticas sociales dirigidas a los más pobres, los parados y los mayores.
Según las encuestas, Fernández podría incluso superar su triunfo de hace dos meses en las primarias, cuando sorprendió con el 50,7% de los votos y una brecha de 38 puntos porcentuales respecto de su principal rival, Ricardo Alfonsín, que obtuvo el 12%. «Los votantes le reconocen una buena labor», asegura el analista Eduardo Fidanza. «Cristina sigue arriba por la aceptación del rumbo del Gobierno», sostiene su colega Graciela Romer. Un 70% de los argentinos evalúa positivamente al Ejecutivo. A pesar de la crisis global, que amenaza con una desaceleración en 2012, el clima social es de optimismo.
Cristina no goza de una simpatía generalizada como la que generó la chilena Michelle Bachelet al finalizar un mandato no exento de críticas. A la presidenta argentina, amplios sectores de la clase media y alta le reprochan su presunta soberbia, pero le reconocen eficacia para conducir el país.
Sucesora de su esposo, el fallecido expresidente Néstor Kirchner, Fernández logró mantener el ritmo de crecimiento, el consumo, el pago de la deuda, la reducción de la pobreza y la creación de empleo. Tuvo que capear temporales, como el conflicto con colectivos del sector agropecuario al comienzo de su mandato, pero salió airosa.
En una de sus decisiones más osadas, nacionalizó los fondos de jubilación administrados hasta entonces por gestores privados. En paralelo, se incrementó el número de mayores -sobre todo mujeres- que perciben una pensión pública sin haber cotizado, con la fórmula de que se les descuentan esas aportaciones en cuotas una vez que reciben la prestación. La medida generó ingresos a más de un millón de ancianos que ya no tenían esperanza de jubilarse. En 2008, además, afrontó la crisis con créditos y subsidios a las empresas para contener los despidos y estimuló el consumo doméstico. La economía sufrió un parón pero en un año se recuperó.
La presidenta mantuvo un pulso con grupos periodísticos poderosos cuando promovió la sanción de una ley de medios y cuando permitió que los partidos de fútbol de Primera los transmita la televisión pública, dejando de ser un entretenimiento exclusivo de los abonados a los canales por cable.
Reducir la indigencia
En 2009, tras unas legislativas en las que cosechó pobres resultados, lanzó la Asignación Universal por Hijo, una política por la que el Estado transfiere 46 euros al mes a cada menor de 18 años hijo de desempleados o con trabajo precario, con un máximo de cinco asignaciones por familia. En casos de discapacitados la cuantía se cuadruplica. A cambio, los padres deben certificar asistencia a la escuela, vacunas y controles médicos de los niños. La mensualidad la reciben ya 3,6 millones de menores y contribuye a reducir la indigencia y aumentar la escolarización.
Los principales apoyos de Fernández vienen de los sectores con menores recursos y de la clase media. En las primarias, ganó en los distritos más populosos y pobres de los alrededores de Buenos Aires, y en la mayoría de los casos con un respaldo superior al 65%.