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La industria de la ropa usada hace su agosto en los tendederos de La Vid
Los vecinos denuncian el robo de coladas, que achacan a un grupo marginal que ocupa una casa de la zona, y dicen que el destino es su venta
JEREZ. Actualizado: GuardarLos viejos bloques de La Vid presentan sus tendederos de los pisos bajos en plena fachada. La comodidad para los vecinos, que la tienen a su alcance, se ve contrarrestada por el riesgo que supone tener la ropa al albur de posibles sustracciones. Y así está ocurriendo en la zona de Los Viñedos (Las Viñas, La Vid y la Rosa Celeste la completan), donde la asociación de vecinos ha recibido ocho denuncias en los últimos dos meses «además de las que han realizado algunos directamente a la Policía», dicen los representantes vecinales.
«Somos una barriada humilde y la ropa vale lo que vale», señalan advirtiendo que cualquier cosa sirve a los amigos de lo ajeno. Hay quien se atreve a señalar en la barriada de El Pelirón, «donde hay una serie de personas que viven allí ocupando una vivienda en desuso y que están fastidiando la convivencia». En cualquier caso, pocos creen en esos barrios que estos robos se deban al abastecimiento propio de los posibles implicados: «En el reciclaje de la ropa usada existe un gran negocio y hay mucho engaño en todo esto», se asegura.
Los representantes vecinales señalan una ruta de esta ropa robada con destino en otros países, comúnmente en el norte de África. «Aunque también se vende en España», indica quien recuerda que continúan llegando denuncias a la Policía y que, de momento, no hay respuesta, «pese a que los vecinos siguen pagando sus impuestos».
Los problemas de seguridad son algunos de los más importantes en esta zona. «Han entrado en pisos», dicen los vecinos señalando que el robo de ropa no se circunscribe a lo que los tendederos dejan al alcance sino que «acceden a los balcones y terrazas con cañas de pescar y hasta saltan de azotea en azotea hasta conseguir su objetivo».
«Y está también el problema de los ruidos por la noche, que están provocando que haya vecinos que no puedan descansar en condiciones», achacan al fenómeno del botellón y el ocio juvenil en general. Hasta el acceso al abandonado colegio Paidós, privado concertado que funcionó en la zona entre 1976 al 1997, está siendo lugar generador de inseguridad por ocupamientos ilegales e incendios.