Depredador fuera de su hábitat

Iba a ser la pareja de la noche sin lugar a dudas. Uno, un central rápido, fuerte, expeditivo y en su mejor momento desde que llegó al Xerez. El otro, el típico 9 molesto, que no cesa de trabajar hasta que logra su meta, el gol, ese que tantas veces ha celebrado en Chapín, sitio al que volvía meses después de no llegar a un acuerdo con el equipo azulino.

Robusté y Mario Bermejo se dieron cita en el área azulina. El del Celta lo hacía como siempre, luchando por cada balón, aunque Paco Herrera lo empleó de inicio como falso enganche por detrás de De Lucas y David Rodríguez. Un cambio de sistema que obligó a Robusté a tener un ojo sobre el cántabro y otro sobre De Lucas, doble trabajo.

Sin embargo, el papel de Mario Bermejo en su vuelta a Jerez posiblemente no fue el más deseado por el santanderino. En los primeros compases del partido el exazulino intentaba estar en contacto con el balón. De hecho, a los diez minutos lo intentaba desde lejos, síntoma de lo que iba a ocurrir en los minutos siguientes.

Pese a todo, Robusté no iba a tener una noche tranquila. El peligro casi inexistente de un Mario Bermejo constante, aunque inofensivo, no le llegó al catalán, quien tuvo que fijarse más en Quique de Lucas, con quien tuvo sus piques.

Y es que el central del Xerez sigue en ascenso directo, en progresión y lidera no sin problemas la defensa. De hecho, un tropiezo con Lombán impidió al de Barcelona llegar a tapar el disparo de David Rodríguez. Un lunar dentro de una gran actuación, que no estuvo exenta de dificultades, por otro lado.

En los minutos finales Bermejo se animó, entrando más en contacto con el balón, aunque fue insuficiente para mejorar lo poco ofrecido en su regreso a Jerez.