A los más conservadores no les gusta el nuevo titular de Defensa
Philip Hammond es el séptimo desde 1997 en una cartera con dos guerras en marcha y amenazada por severos recortes
Actualizado: GuardarAntes de las elecciones de mayo de 2010 que devolvieron el poder a los 'torys', Philip Hammond, el ahora flamante ministro de Defensa de Reino Unido, se preparó para ser el político más odiado del país. Él ya se veía al frente del departamento del Tesoro que introduciría los mayores recortes desde la década de los años 20 del siglo pasado. Y no puede decirse que la idea no le entusiasmara.
Pero Cameron no logró la mayoría absoluta y se vio forzado a una coalición con los liberal-demócratas. La cartera económica voló de las manos de Hammond, que aterrizó en Transportes. Allí se le recuerda por su discreción y su habilidad, al parece poco común, para encadenar unos cuantos párrafos a propósito de cualquier tema. El salto a Defensa, un departamento de primer nivel en cualquier gobierno, se presenta más complicado.
El ala más conservadora de los 'torys' acusa la marcha de Liam Fox en forma de pérdida de peso en el Gobierno británico. Y, con el país comprometido en dos operaciones en el exterior -Afganistán y Libia-, entiende irresponsable y contraria a los intereses nacionales la llegada al Ministerio de Defensa de su séptimo responsable desde 1997.
El parlamentario conservador Peter Bone no tuvo empacho en lamentar en la BBC que Fox dimitiera por la presión de los medios. Ni en añadir que su sucesor, Hammond, «es magnífico, pero necesitará tiempo para ponerse al día». En el propio ministerio se creía que la catarata de informaciones de los últimos días comprometía cada vez más la continuidad de Fox, pero rezaban por su supervivencia. «Lo que yo daría por un periodo de estabilidad», suspiraba ayer un funcionario de alto rango. Hammond hereda un departamento en transformación y que afronta severos recortes que en los próximos años barrerán a 60.000 efectivos militares y civiles.