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Los banqueros del presidente
La buena estrella de Obama declina, pero es el político que más dinero ha venido recaudando de multimillonarios
Actualizado: GuardarLa estrategia del Partido Demócrata de convertir las manifestaciones contra Wall Street en un Tea Party de izquierdas se ha dado de bruces con una paradoja que desdibuja los tópicos más frecuentes sobre la política estadounidense. En 2008, Barack Obama recibió más donaciones de banqueros y multimillonarios que ningún otro político. En concreto, los magnates de las finanzas aportaron el 20% de los fondos que recaudó durante la anterior campaña presidencial.
Las cifras, disponibles en la página web de la fundación Sunlight, muestran que el banco de inversión Goldman Sachs entregó más de 700.000 euros al líder demócrata, y Citigroup, rescatado con dinero público, medio millón. A su lado, George W. Bush apenas recibió en 2004 una pequeña fracción de los trabajadores y directivos de estas entidades.
Entre los aliados financieros del mandatario estadounidense figura el nombre del director de JP Morgan Chase, Jamie Dimon. Lejos de agradecer su apego, los simpatizantes más febriles de Obama en 2008, agrupados entonces en las filas del movimiento MoveOn.org y hoy convertidos en 'indignados' bajo esa misma marca, marcharon el martes hasta la vivienda neoyorquina de Dimon al grito de 'Somos el 99%' o 'Poned fin a los bonus'.
El reparto de primas extraordinarias con cargo al contribuyente generó un debate ético de trazo grueso. «Es obsceno», censuró el presidente, aunque no por ello obligó al director de su oficina presupuestaria, Jacob Lew, a rechazar el bonus de 650.000 euros que Citigroup le ingresó dos semanas antes de unirse a su equipo.
«Con la mano extendida»
Si continúa predicando sin dar ejemplo, Obama «acabará pareciendo hipócrita», advierte el exportavoz de la Casa Blanca Ari Fleischer. «El presidente solo atravesaría un piquete frente a Wall Street para entrar con la mano extendida». «No puede decir: 'Os odiamos, pero queremos vuestro dinero'».
La relación del mandatario con la elite financiera trascendió los límites de la adhesión ideológica después de la noche electoral. El Congreso de Estados Unidos debatía entonces la conveniencia y el alcance de los programas de estímulo, y los banqueros redoblaron sus donaciones con vistas a utilizar el ascendiente de Obama -aún intacto- para convencer a la mayoría legislativa demócrata de las virtudes de los rescates.
Pero los lazos forjados en el interés son quebradizos y mudables. Las tornas han cambiado en los últimos tiempos tanto como la fortuna del presidente, y Wall Street ha acudido a Mitt Romney en busca de un aliado más previsible sin necesidad de radicalizarse frente a sus correligionarios. A pesar de las buena sintonía entre bastidores, los magnates están cansados de los rapapolvos televisados en horario de máxima audiencia.
«Claro que los bancos pueden tener éxito, pero a la antigua usanza: ganándoselo», dijo Obama cuando Bank of America empezó a cobrar comisiones por la utilización de tarjetas de débito. «Debemos prevenir estas prácticas», y para ello es «necesario» establecer un defensor del consumidor más «robusto» y «poderoso». Al director de la entidad, Brian Moynihan, le disgustó hondamente el comentario, máxime después de haber entregado al presidente más dinero que a ningún otro político desde 1991.
Los favoritos de los ricos
El poder de convocatoria del inquilino de la Casa Blanca ha menguado en extremo. En verano cubrió a duras penas el cupo de comensales para una cena de ringorrango -a casi 30.000 euros el cubierto- que organizaron sus estrategas. En septiembre su equipo tuvo que rebajar de cinco a tres dólares los boletos para entrar en el sorteo de un banquete con él.
Así y todo, el Partido Demócrata sigue siendo la fuerza favorita de los ricos. Según 'Los Angeles Times', los donantes acaudalados han entregado al Comité Nacional Demócrata cuatro veces más dinero que a los republicanos. Entre julio y septiembre, la formación del presidente recaudó más de 50 millones de euros, muy por encima de lo previsto, y la mayoría provino de aportaciones pequeñas.
Las sumas modestas sirven de indicio infalible sobre el grado de apoyo popular de los candidatos. Aunque el monto está muy lejos de los records de antaño, supera con creces los ingresos de la oposición. Sin embargo, la capacidad recaudatoria de los conservadores es todavía engañosa porque sus fuerzas están divididas entre los ocho aspirantes presidenciales. La prueba de fuego llegará el próximo verano, cuando los republicanos hayan escogido a su candidato a la Casa Blanca.