EL PLENO SILENCIOSO
EL FISCAL Actualizado: GuardarEs curioso. En la época de las nuevas tecnologías, los medios de comunicación no tenemos acceso a los plenos de hermanos mayores de nuestra ciudad. No querría hacer sangre, ni personalizar en nadie, pero el caso es sangrante si les contamos que, en cinco años, los periodistas que actualmente cubrimos la información religiosa de la ciudad recibiremos aproximadamente una media de diez correos semanales por parte del obispado, mientras que, en cinco años, la legislatura completa del actual presidente, no habremos llegado siquiera a esa cifra por parte de la Unión de Hermandades. Ni diez correos, ni diez notas de prensa, en cinco años. Y eso incluye nombramientos de pregoneros, de pintor para el cartel, convocatorias de cultos y actividades... Nada. Todo hemos tenido que irnos enterando como se hacía antiguamente, con telefonazos a diestro y siniestro y filtraciones inoportunas. Pedir, viendo el panorama, que nos dejen hacer nuestro trabajo en los plenos de hermanos mayores suena por tanto a utopía, pese a que incluso los plenos municipales son abiertos a la ciudadanía y a los medios de comunicación. Tener acceso directo a las decisiones de los cofrades facilitaría, y mucho, la divulgación de las actividades y la calidad de la información. A menos, claro, que algo haya que esconder, que sigamos prefiriendo la oscuridad de las sacristías y los silencios de los templos. Bien haría el nuevo presidente, quien corresponda, en proponer nuevas alternativas. Y pronto...