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Berlusconi sigue adelante por un solo voto
Supera otra moción de confianza, pero pierde apoyos, debe pagar a tránsfugas con cargos y sigue preso de un ultimátum interno
ROMA. Actualizado: GuardarBerlusconi aguanta agarrado a la poltrona un poco más, nadie sabe hasta cuándo, y el Gobierno italiano no cayó ayer, así que será otro día. Lleva así año y medio y se vislumbran elecciones anticipadas en primavera. El primer ministro superó la moción de confianza con sudor frío hasta el último momento. Obtuvo 316 votos, la mitad más uno de los escaños de la Cámara de Diputados, la mayoría absoluta justita, y hasta el final había al menos dos parlamentarios descontentos haciéndose los difíciles. Es decir, aunque sea en un clima de suspense permanente, la coalición de centro-derecha se mantiene en pie por un voto. Era el objetivo mínimo -querían llegar a 320- para mostrar al presidente de la República que el Ejecutivo tiene, sobre el papel, mayoría para gobernar.
Sin embargo, en realidad el día a día del Parlamento es un continuo calvario: con los números tan justos Berlusconi ha perdido ya 91 votaciones en asuntos ordinarios y siempre planea la amenaza de que ocurra en alguno importante. Como el martes, con la derrota por sorpresa en un trámite esencial como la aprobación de las Cuentas del Estado, lo que le obligó a pasar por el trance de ayer. Para el magnate fue un «incidente técnico» y no un síntoma de que ya no tiene la mayoría. La votación de ayer era la prueba decisiva para corroborarlo. Salvó la cara, pero no convence a nadie.
En un creciente descontento de su partido y sus aliados, Berlusconi seguirá dependiendo de que a ninguno de sus diputados se le cruce el cable o se le acabe la paciencia. Es lo que ha ocurrido ahora con la última revuelta interna, en absoluto resuelta. El exministro Claudio Scajola dirige una tropa de unos 40 parlamentarios de matriz democristiana que pide «una señal de discontinuidad» para terminar la legislatura en 2013. Más claro: quieren que Berlusconi dimita y abra un nuevo Gobierno a elementos de centro de la oposición.
Lo del martes se interpreta como un aviso, y lo de ayer, como una demostración de que está en sus manos. Scajola garantizó el apoyo de su sector, pero dos de estos diputados no votaron, además de un tercero del grupo de tránsfugas que salvaron a Berlusconi en la moción de confianza de diciembre. Tres nuevas deserciones que dejaron a 'Il Cavaliere' al borde del abismo. En total, cuenta ya ocho votos menos junto a las recientes rupturas por hartazgo del modisto Santo Versace y Calogero Mannino; las ausencias fijas de Alfonso Papa, en la cárcel por el escándalo de la P-4, y de otro diputado en coma, Pietro Franzoso; y la de uno que no va jamás, Antonio Gaglione, récord de absentismo.
Pasada la votación, tras perdonarle la vida a Berlusconi, Scajola no se anduvo con rodeos: «Si no se cambia, los nombres de los diputados que no votarán la confianza se multiplicarán y acabará por estrellarse». Habrá que ver lo que cambia ahora y, si no, esperar otra crisis repentina pasado mañana. La situación parece sin solución, porque Berlusconi ha repetido hasta la saciedad que no dimitirá nunca, solo si pierde la confianza del Parlamento, y la condición de los posibles aliados de centro siempre ha sido la salida del primer ministro. Es un Gobierno terminal.
Jueguecito
El jefe del Ejecutivo superó la moción en sí por más amplio margen, siete votos sobre la mayoría exigida, pues la oposición, con tres ausencias por viaje o enfermedad grave, sumó 301. Pero a él solo le valía la mayoría absoluta y sufrió hasta el último segundo. Primero, por una treta de la oposición: no acudieron a la primera votación en un intento de que no se alcanzara el quórum, para dejar en evidencia la debilidad del Gobierno. Sin embargo el jueguecito no funcionó, aunque pusieron gente en las puertas para vigilar. El centro-derecha lo pasó faltal, pero logró las presencias necesarias.
Quedaba la incógnita de si conseguiría la mayoría absoluta. El último voto fue el de uno de los tránsfugas, Michele Pisacane, que no acudió a la primera llamada y tenía dudas. Además, su mujer es de la oposición. Después tuvo una conversación con Berlusconi y algo le dijo que le decidió. Poco después, el Consejo de Ministros aprobó cuatro nuevos nombramientos de viceministros, entre ellos dos recientes tránsfugas.