Economia

No hay dinero para privatizar los aeropuertos

El Gobierno da marcha atrás y aplaza hasta después de las elecciones las concesiones de Barajas y El Prat

MADRID. Actualizado: Guardar
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El Gobierno desistió primero de la privatización de las Loterías, y ahora se ve obligado también a aplazar tres meses el concurso para la adjudicación de concesiones en los aeropuertos de Barajas y El Prat, que vencía el próximo día 31 de octubre. La sequía de los mercados financieros ha llevado a las empresas participantes a pedir oficialmente más tiempo para allegar los recursos necesarios, explica el Ministerio de Fomento en un comunicado.

Aunque AENA Aeropuertos considera que la ampliación del plazo de presentación de ofertas «refuerza la operación», el calendario juega en contra. La nueva fecha se sitúa después de las elecciones generales del 20-N y, si los sondeos aciertan, será un Gobierno del PP quien tome las riendas del proceso. El diputado Andrés Ayala, portavoz popular en la Comisión de Fomento del Congreso, se ha apresurado a manifestar que, tal como estaba planteado, el concurso de licitación de los dos grandes aeropuertos «era un despropósito».

El PP había pedido en reiteradas ocasiones la paralización del concurso para que fuese el próximo Ejecutivo quien tomase las decisiones pertinentes, sin las prisas de una legislatura agotada. También reclamó que se suspendiera la privatización de Loterías, si bien en este último caso las razones de la oposición eran, no solo de procedimiento y calendario, sino también de fondo. En ambos casos, Ayala se apuntó el tanto, al aseverar que «el Gobierno socialista ha tirado la toalla, y puesto de manifiesto que teníamos razón».

El Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero sacó a concurso la concesión del 90,05% del capital de las sociedades que iban a explotar los aeropuertos de Barajas y el Prat, y estableció un canon de salida de 3.700 millones y 1.600 millones de euros respectivamente. A esos desembolsos se añadiría el 20% de la facturación anual de cada una de las infraestructuras, con un mínimo de 150 millones en Barajas y de 50 millones en El Prat.

Un precio elevado

Al concurso para explotar comercialmente los dos aeropuertos en estas condiciones durante 20 años se presentaron siete consorcios. Los liderados por Ferrovial, FCC, Acciona, Aeropuertos de París y la firma de inversión GMR concurrían a ambos. Abertis iba a pujar por El Prat y el grupo San José por Barajas. Fomento y AENA aseguran que «los consorcios han reiterado su interés por participar en el concurso», de manera que, salvo el plazo, «el resto de las condiciones, tanto económicas como técnicas, se mantienen tal como figuran en los plazos de licitación ya publicados».

El argumento utilizado para el aplazamiento es cierto. La banca no da dinero en estos tiempos. Pero también tiene otra lectura. Junto a las «dificultades para reunir la financiación necesaria en la fecha establecida», en la decisión han influido circunstancias económicas y políticas. En un mercado muy sombrío, oscurecido por las previsiones cada vez más negras, los retornos del desembolso se complican. Si AENA pedía importes que representaban hasta 18 veces el beneficio operativo bruto, los ofertantes no estaban dispuestos a ir más allá de siete u ocho veces esa magnitud. Tampoco ayudó la expectativa de un inminente cambio de Gobierno. Todo ello desanimó a los aspirantes, que ya habían transmitido el mensaje de que el tiempo era muy corto, el precio demasiado elevado y el momento poco oportuno.

La vicepresidenta y ministra de Economía Elena Salgado ha sido partidaria hasta el último momento de mantener el calendario de la licitación de las dos concesiones aeroportuarias. El Gobierno ya tuvo que dar marcha atrás, por parecidas razones, en la salida a Bolsa de hasta el 30% de Loterías y Apuestas del Estado, una colocación con la que pensaba ingresar más de 7.000 millones de euros. En aquel caso, la justificación fue que «no se daban las condiciones adecuadas de mercado para garantizar unos ingresos que reflejaran el valor» de la compañía. Los bancos agentes fueron más claros: solo se podía contar con abundante demanda si se aplicaban unos fuertes descuentos.