Zapatero observa el paso de un legionario y el carnero. :: J. R. LADRA
ESPAÑA

Defensa blinda a Zapatero de los abucheos

El rey pasó revista a las tropas a bordo de un vehículo descapotado y apenas se levantó en la parada militar El Ministerio aleja al público de la tribuna para evitar que los pitos empañen el último desfile del presidente del Gobierno

MADRID. Actualizado: Guardar
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El plan 'antiabucheos' contra el presidente del Gobierno surtió efecto. A diferencia del pasado año, el último desfile de la Fiesta Nacional con José Luis Rodríguez Zapatero al frente del Ejecutivo no estuvo empañado por una monumental pitada del público que, entonces, incluso llegó a enfadar al rey.

Aprendida la lección, el Ministerio de Defensa se cuidó muy mucho de aislar los gritos de reprobación, habituales en cada 12 de octubre de los últimos cinco años, y logró que el acto fuera un remanso de paz. La única novedad fue que, por vez primera, el rey tuvo que pasar revista a las tropas a bordo de un vehículo descubierto debido a la recuperación de su operación de tendón de Aquiles, lo que le impidió levantarse en casi todo el desfile.

Aunque la ministra de Defensa, Carme Chacón, negara hace una semana que los cambios en el desfile quisieran evitar los abucheos al presidente al final no pudo esconder la evidencia. El cambio de ubicación de la parada militar (de la Plaza de Colón a Neptuno), el alejamiento de los asistentes a unos 500 metros de la tribuna, las llamadas al respeto desde los altavoces en los momentos más solemnes del acto (izada de banderas y homenaje a los caídos) o, un hecho que llamó la atención, el 'olvido' del anuncio de la llegada del presidente del Gobierno al desfile lograron suavizar los abucheos.

No obstante, se produjeron tímidos silbidos al comienzo del acto, cuando la imagen de Zapatero apareció en las doce pantallas instaladas a lo largo del recorrido, y sobre todo al finalizar el mismo, en el momento de las despedidas. En ese instante, los pitidos subieron de tono y pese a la lejanía del público los ecos llegaron hasta la tribuna principal cuando las cámaras enfocaron al jefe del Ejecutivo.

Y es que, sabido el enfado del rey tras los incidentes del pasado año, cuando centenares de asistentes gritaron «Zapatero, dimisión» o «fuera, fuera» en los momentos más simbólicos del desfile, el ministerio tomó nota. «Hay que cuidar y aupar la Fiesta Nacional», dijo entonces el monarca a los periodistas en la recepción posterior en el Palacio Real. «Es una falta de respeto por los momentos solemnes», añadió el príncipe. Sus toques de atención fueron escuchados. El propio don Felipe calificó el desfile de este año de «muy bonito» y al rey le pareció «muy bien».

«Pesada, pero bien»

Después del plan 'antiabucheos', el estado de salud del monarca fue el otro asunto más destacado de la Fiesta Nacional. La rehabilitación de la operación de tendón de Aquiles modificó el protocolo. Por vez primera, don Juan Carlos pasó revista a las tropas subido a un vehículo descapotado, mientras que la reina, los príncipes, el presidente del Gobierno y la ministra Carme Chacón le acompañaron a paso ligero.

El rey siguió el desfile, que duró casi hora y media, sentado, pero levantándose y saludando a la bandera al paso de algunas unidades, entre ellas las academias militares, la Legión o los Regulares. Vestido con el uniforme del Ejército de Tierra, en todo momento se apoyó de una muleta para caminar y en la recepción posterior con las autoridades reconoció que la recuperación se le está haciendo un poco «pesada, pero que aún así va bien».

Al igual que el pasado año, Defensa ha pregonado la austeridad del desfile militar, cuyo presupuesto se ha reducido un 20% desde 2008, según aseguró la ministra. Pese a ello, más de 3.000 efectivos, 147 vehículos y hasta 55 medios aéreos participaron en el acto. Unas cifras parecidas a las de 2010.

A lo largo del paseo del Prado hasta la plaza de Colón centenares de personas se agolparon en las aceras para ver la marcha militar. Los aplausos fueron continuados, así como los gritos de «viva España» o los cánticos de «yo soy español, español» entre un constante agitar de banderas. Como es habitual, los miembros de la Legión, acompañados por su carnero mascota y con su peculiar paso rápido, y los Regulares, con paso más lento y pausado, fueron de los más ovacionados.

Si para Zapatero fue su última Fiesta Nacional también para Carme Chacón. La ministra tuvo una cariñosa despedida con el rey al cocluir del acto, con quien se la pudo ver hablar en tono amistoso. Horas antes, en una entrevista a TVE, Chacón hizo un balance de sus tres años y medio al frente del departamento, al que llegó como la primera mujer en dirigir Defensa y se va con el reconocimiento generalizado de los miembros de las Fuerzas Armadas.

Para la ministra, su tarea más destacada ha sido culminar la modernización de los ejércitos y lograr que la opinión pública se identifique con sus militares, de ahí que sea la institución mejor valorada por los españoles. En cambio, se va con el anhelo, dijo, de no estar en el ministerio cuando regresen los primeros soldados de Afganistán, en el primer trimestre de 2012.