GARITO
Actualizado: GuardarDefinitivamente hay momentos en los que una decisión poco afortunada puede aniquilar por completo un proyecto que, de antemano, tendría todas las bendiciones para el éxito. Y no hablaré del nombre del nuevo puente porque, con la que está cayendo, mejor es convertirse en dueño del silencio que en esclavo de una palabra que no se pueda cumplir. La Asociación de Comerciantes Cádiz XXI, que nació hace un par de años con la idea de revitalizar el centro comercial de la ciudad sin pretensiones ni grandes campañas de humo, sin gurús ni subvenciones, acaba de presentar a su mascota, un muñeco que nace con una doble función, la de convertirse en un punto de información permanente y la de cubrir la parte lúdica de la asociación, animando el centro histórico de la ciudad. Garito -así lo han bautizado- rinde homenaje con su nombre a las murallas que rodean el casco antiguo y, en principio, tiene un aire simpático a medio camino entre los fruittis y Polifemo. Hasta ahí, solo se puede felicitar a la Asociación Cádiz XXI por su arrojo en estos tiempos de crisis. Pero tal vez, cogidos de la mano del entusiasmo, y arrastrados por el gaditanismo que nos pierde, no han reparado en el significado que para el turista -y para cualquiera con dos dedos de frente- pueda tener el término «garito», que según la RAE, son a cual peor: «Casa clandestina donde juegan los tahúres o fulleros» -las cosas que uno aprende mirando el diccionario-, «Ganancia que se saca de la casa del juego» y por último, «Establecimiento de diversión, especialmente el de mala fama». Es que hay que ser de Cádiz, dirá usted, para saber lo que es una garita. Sí, unos vertederos sucios y cochambrosos que amenazan con venirse abajo en la Alameda. Nada que ver con el comercio gaditano. Definitivamente, hay cosas que no tienen remedio.